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Camilo José Cela Conde

Cherchez la femme

Cherchez la femme. Las novelas policíacas de antes, cuando los crímenes no sucedían sólo en Escandinavia y los investigadores utilizaban más la cabeza que las manos para resolver los casos pendientes, se ajustaban a algunos tópicos necesarios: las causas de los delitos eran a menudo sexuales, si había un mayordomo se convertía en el sospechoso del asesinato y el verdadero culpable resultaba aquél a quien más beneficiasen los sucesos. Sherlock Holmes nos añadió un mantra de lo más sabio: Cuando todas las explicaciones razonables fallan, la que parece imposible es la cierta.

El aterrizaje político de la formación Podemos que, desde la izquierda, ha puesto contra las cuerdas a los dos partidos hegemónicos desde que en España hemos recuperado el Estado de derecho ha llevado tanto al PSOE como al PP a mover ficha de una manera y con unas ansias que nunca se habrían producido en ausencia del reto al que ambos llaman populista. La elección de un nuevo secretario general de los socialistas por parte de todos los militantes del partido ha sido un claro intento de cambiar las cosas ante la convicción de que, por el camino de ahora, el principal partido de la socialdemocracia española va de cabeza hacia el desastre. Pero esa obvia relación de causa a efecto tiene una lectura mucho más sutil y compleja cuando hablamos de la manera como el PP ha recibido el éxito electoral de Podemos.

Aun aceptando que una parte del electorado del centro derecha puede haberse visto tentada por las nuevas propuestas, y dando por cierto que la sangría de votos ha sido también importante para el PP, el reglamento electoral que traduce los votos en escaños plantea un resultado curioso: Si Podemos crece, siendo así que ese éxito fragmenta aún más a la izquierda será el Partido Popular el que salga ganando, gracias a la ley d'Hondt.Semejante convicción ha llevado a la sospecha de que la táctica del PP está siendo la de apoyar a Podemos pese a que figuras tan notorias como la señora Cospedal hayan negado con vehemencia en Radio Nacional de España semejante interés. A juzgar por otras tertulias y debates, como el que ha enfrentado a Pablo Iglesias con Esperanza Aguirre en la Sexta, se diría que una confluencia de intereses entre Podemos y el PP es absurda. Pero no estamos hablando de pactos políticos ni de acuerdos de gobierno, sino de conveniencias electorales. Y, por más que asome la patita del lobo, aún son el PP y el PSOE quienes están convencidos de ser quienes se disputan y reparten el grueso importante de los votos.

Cuando todas las explicaciones razonables fallan, la que parece imposible es la cierta. Tal vez los estrategas del PP no se vayan a ir nunca de copas con Pablo Iglesias pero harán lo que puedan con tal de que Podemos arrebate al PSOE el primer lugar de los partidos de la izquierda en las elecciones autonómicas y municipales del año próximo.

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