En algunos artículos publicados en este medio hemos apuntado como uno de los motivos que conducen a la desafección de la ciudadanía hacia la clase política, hacia sus dirigentes, y que sigue in crescendo, el de que la mayoría de ellos anteponen los intereses particulares y los del partido al interés general, meta que debe perseguirse en toda actividad política.

Resulta raro observar que algún cargo sacrifique sus intereses personales en aras a la consecución de los generales.

Tras celebrarse las pertinentes elecciones, los electos prometen o juran «cumplir fielmente las obligaciones del cargo de edil o de€ para el que he sido elegido». Y las obligaciones de los políticos locales son la defensa de los intereses de la ciudadanía que les ha concedido sus votos para que remuevan toda clase de obstáculos a los fines de conseguir o mejorar los servicios básicos que en los tiempos actuales deben disfrutar los administrados.

Una joven edil ilicitana compaginaba su profesión de médico, ostentando el cargo de directora de Atención Primaria, por libre designación, con el de concejal con competencias en materia de sanidad y consumo, hasta que harta de denunciar internamente las deficiencias observadas en la prestación de los servicios sanitarios, que muy bien conoce, sin que le prestaran la debida atención sus dirigentes: la Conselleria, el director del Hospital General y la alcaldesa, estalló en una sesión plenaria, con numeroso público, siendo cesada de inmediato en su cargo de confianza. Por lo que ha solicitado pasarse, inaugurándolo, al grupo de los no adscritos, y€ sigue denunciando públicamente los recortes, la falta de camas suficientes, la demora en las listas de espera y demás deficiencias detectadas en el desempeño de las funciones que atendía, afirmando rotundamente que se puede gestionar mejor contando con los actuales recursos. Y en lugar de respaldarla para poner fin o aminorar al menos algunos fallos€ la cesan simplemente por exponer, con conocimiento de causa, el estado de la sanidad en la ciudad, los fallos impropios de una buena gestión.

En una reciente entrevista publicada en este periódico, un prestigioso médico, el doctor Narbona, académico de honor de la Real Academia de Medicina, y discípulo del doctor Orero, de Beniarrés, al que consideraba un auténtico maestro, afirmaba que actualmente «la medicina está un poco degenerada».

Últimamente oímos a los dirigentes de los partidos mayoritarios hablar de renovación y regeneración, resultando totalmente inexplicable que Les Corts, con los votos del PP y de una parte del PSPV, hayan reelegido como Síndic de Greuges para un mandato de cinco años a quien lleva más de 40 años ostentando cargos y rebasa los 75 años. Sin embargo obligan a jubilarse a médicos con mucha experiencia y con ganas de seguir ejerciendo a la hoy temprana edad de los 65 años. ¿Por qué? Si la ciudadanía, ¿soberana?, prefiere precisamente lo contrario, que no se permanezca tantos años en la política y que se incremente al menos en cinco años el ejercitar su profesión a los doctores que se hallen en condiciones de continuar.

Por lo que no es de extrañar que la desafección hacia los políticos continúe aumentando cada día.

En los partidos hacen falta muchas «Cristinas» que se rebelen contra la impotencia de no dejarla trabajar para la mejor solución de algunas deficiencias observadas en el leal desempeño de su cargo. Juró cumplir fielmente los deberes inherentes al de edil: mejorar la sanidad en su pueblo apuntando mejoras, gestionando mejor. Tan solo pide que la dejen trabajar, ya que se impuso la tarea de conseguir la mejor sanidad para sus conciudadanos y€ en su afán por conseguirlo ha aguantado hasta que no ha podido más, que la ningunearan la alcaldesa, el Director del Hospital y desde la Conselleria. Afirma que aceptó ser edil para trabajar por los ciudadanos, ideal propio de quienes se inician en un cargo público y€ le ponen trabas para conseguir sus objetivos.

La Conselleria ha movido ficha cesándola manu militari como directora de Atención Primaria: ¿por hacer públicos los fallos observados?, ¿por afirmar que se puede gestionar mejor con los actuales medios?

Grave error que ha propiciado que se hayan recogido ya cerca de dos mil firmas, y faltan la de mi hijo, la mía y la de otros muchos más, pidiendo que sea repuesta en su cargo y que se cese al conseller de Sanidad. En este caso la afección de la ciudadanía es bien patente. Además han dimitido varios responsables de los centros de salud en solidaridad con ella. Mientras tanto, aunque haya causado baja en su partido, la alcaldesa ha permanecido impasible y de momento la mantiene como teniente de alcalde, responsable de sanidad y consumo y miembro de la comisión de gobierno local. Sólo ciudadanos dispuestos a sacrificar sus intereses personales o de partido por el interés general transformarán la desafección actual por la afección ciudadana.