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Carolina Pascual, periodista y alicantina por los cuatro costados, publicó el domingo un reportaje arriesgado sobre los sufridores del Alzheimer y lo hizo con la sensibilidad suficiente como para que familiares y amigos de quienes lo padecen soltaran su lagrimita y se apresuraran a dar las gracias. La periodista atinó en el tono, aunque los valientes son los que padecen el desgarro y, a pesar de ello, son capaces de dar un paso al frente haciendo de tripas corazón y contar su historia con tal de ayudar a los que se encuentran pillados.

Una de las que lo hizo relataba cómo su marido se lo vio venir y, a pesar de no querer ni oir hablar del diagnóstico, la neuróloga le dijo: «A partir de ahora, usted se va a olvidar de todo, se hará encima sus necesidades... Y que sepa que no va a morir de esto, sino que morirá con ello». Doctores tiene la Iglesia y puede que sea el modo más indicado para que el paciente tome conciencia por la vía de urgencia y se esfuerce, pero ¡uf! En las películas realizadas en torno a Maragall y Solé Tura el trato facultativo no se movía por esos registros y tampoco creo que lo dulcificaran porque al final, desgraciadamente, poca dulcificación cabe.

La Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alicante es la única que, además del Centro de Día y la atención domiciliaria, mantiene en la Comunitat plazas de residentes. Y está pasándolas... Una Administración que no puede defender ni proteger a los más dependientes, ¿para qué la queremos? Como las subvenciones no dejan de menguar, se han lanzado en busca de socios que aporten. Y no dejan de montar saraos, con tal de sacar lo que sea. Para el último sábado del mes han previsto un guateque. Están tan metidos, son tan conscientes de la situación que se lo han llevado al Casino de la famosa fachada en el Puerto. Como para que a uno se le olvide.

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