El barómetro del CIS del mes de junio ratifica las dos mayores preocupaciones de la ciudadanía: el paro es el principal problema para el 76,8% de los españoles y, a continuación, la corrupción, que lo es para el 38,8%. Al hilo de la temporada estival, la preocupación por el paro sólo ha descendido poco más de 3 puntos en junio y, curiosamente, la referente a la corrupción ha subido más de seis.

Que después de varios meses de propaganda oficial diciendo que el paro registrado viene descendiendo siga suponiendo la mayor preocupación para casi el 80% de los ciudadanos es revelador de que algo falla. Los nuevos contratos de junio, en un porcentaje que supera el 92% son temporales y a tiempo parcial, según Empleo. Y los datos de la EPA, que nos hablan de los parados, registrados o no, según su última encuesta del primer trimestre de 2014, declara que existen 5.925.359 parados, de los cuales sólo cobran algún tipo de prestación 1.927.703 (gran parte de ellos los famosos 426 euros mensuales), o sea, que el resto casi 4.000.000 de parados no cobra nada. Si hasta la ministra Fátima Báñez reconoce que cada vez paga menos por prestaciones. En lo que va de año ha ahorrado al Ministerio un 15,5% sobre el año anterior. Muy ahorrativa ella, aunque ha sido a base de recortar y dificultar las prestaciones a los parados. Pero para mejorar realmente la situación se ve que les falta más de un milagro, que no basta con lo de Fátima, habrá que añadir, por lo menos, Lourdes y, tal vez, la Macarena.

Sobre el otro gran asunto, la corrupción «progresa adecuadamente». Se extiende la sensación de que no pasa nada. Parece una competición: los ERE de Andalucía, no pasan de esa letra: un montón de imputados y sin juicio. Lo de Gürtel, Brugal y otros en el País Valencià, ya suena a añejo. Bárcenas no veas. El Pokémon en Galicia es tremendo: ha tenido que salir el PP a la calle, en Santiago, para recoger al primero que pasaba para hacerlo concejal porque se habían quedado sin lista. Todos eran listos. Faltaba lo de Cristina y Urdangarin, ese del que la Reina Sofía dijo que estaban encantados de conocerle. Encantado no sé, pero encausado sí que está.

Y cuando está todo como está, que nadie dimite, nadie devuelve un euro, a nadie le pasa nada, aparece Rajoy y dice, otra vez, que quiere regenerar la vida política. Dicho eso y para demostrar que no iba de farol, acaba de aprobar, por decreto cambiar 26 leyes sin debate parlamentario. Ya le sobra hasta el Congreso. Y otra medida estrella es la de proponer que los alcaldes salgan de la lista minoritaria más votada, aunque no alcance mayoría absoluta. ¿Que cómo es eso posible? Cambiando las leyes para que le favorezcan al máximo en las próximas municipales donde, según los indicios, podría perder muchas alcaldías. Y, mediante sistemas de doble vuelta o de primar listas, asegurarse mayorías artificiales de concejales aunque no hayan sido así votadas por el pueblo. Menos mal que Rajoy sólo quería regenerar, porque si llega a querer degenerar no nos salva ni la caridad.

Hay que denunciar estas maniobras que sólo persiguen blindar a los suyos, a costa de reducir la participación ciudadana al mínimo. A menos de un año de las elecciones eso es jugar sucio. Se ha de evitar ese retroceso y, por si acaso, estudiar diferentes alternativas que, como la de «Guanyem Barcelona» encabezada por Ada Colau, supondría elaborar candidaturas nuevas, con gente joven que, al estilo de Podemos suponga incorporar a la gestión municipal personas con capacidad, aunque no hayan estado nunca en cargo público alguno y que podría ser un revulsivo ante las barreras electorales actuales y las que parece que nos quieren imponer extra en las próximas elecciones.