A ustedes no les sonará porque con la marcha que lleva lo suyo por estos parajes resulta complicado que les suene, pero Belén Frau es la directora general de Ikea desde los Pirineos para acá. Esta bilbaína del 74 tiene seis mil empleados a su cargo. Le ofrecieron ponerse al frente de la tienda de Barakaldo diez días antes de dar a luz a su primer hijo, por lo que ella respondió: «¿Pero me habéis visto?». Y el entonces jefe de personal le replicó: «¿Y qué? Es una baja como si te torcieras el pie». Madre mía cómo son estos de Bilbao.
Bueno, y los suecos tampoco se crean. No hay más que ver el emporio que se han montado, nunca mejor dicho. He leído en una revista a su directora general, que vuelve a estar embarazada ahora del tercero, afirmar que «uno de los principales valores de Ikea es liderar con el ejemplo y a mí, más que los triunfos personales -en 2013 fue elegida mejor directiva del año-, me satisface que las personas se unan en torno a un objetivo». Pues si eso es lo que le satisface, a las que escogiera para planear lo de estos lares, más que unidas, las tendrá ya siamesas perdidas.
No es por decirle que me anticipé a su teoría pero en abril de 2010 dejé escrito que «estoy convencido de que en la empresa sueca debe existir un apartado bajo el epígrafe "Objetivo Alicante"...», tras hacer constar que ya entonces la empresa llevaba varios años intentando sentar sus reales, que es donde sigue. Si la dilación se debiera a que la ciudad ha escogido un modelo equis de desarrollo y que, por lo que sea, no encaja en él el susodicho negocio, pues tira que va. Pero es que, aunque no estuviera el plan Rabasa por medio, aquí nadie te garantiza nada. Eso sí, como Belén Frau logre abrir y tenga gemelos, se hace la dueña.
