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La caja de los truenos

Rafael Tortosa había ganado limpiamente en 2012, pero había entrado con mal pie: en determinados sectores de las Fiestas de Moros y Cristianos se le criticó abiertamente por las formas, por la «campaña» realizada, que le había permitido llevarse el gato al agua con los mayorales y los directivos. Había sido una victoria en la que, inicialmente, sólo creía él; pero la fe le llevó al triunfo. Además, también consiguió la incorporación de Alfredo Llorens como vicepresidente segundo, que se convertía en su lugarteniente. Durante dos años, Tortosa ha gestionado la institución como mejor ha creído, aunque algunas decisiones han levantado ampollas. Sobre todo, los cambios en la Diana, tanto de «arrancà» como de recorrido, que suscitaron notable polémica y se llevó incluso a acusar al presidente de pretender recuperar el recorrido de las Entradas por El Camí.

Ahora, Rafael ha cobrado con intereses. Un día, en el marco del enésimo enfrentamiento/debate con los directivos «críticos», es decir los que no le apoyaban, Tortosa advirtió que «voy por los siete mayorales», en referencia al proceso electoral en ciernes. Visto retrospectivamente, quizá no debió haberlo hecho porque abrió la caja de los truenos, algo que constató cuando llegaron 600 votos por correo para la elección de mayorales desde la misma dirección postal y apoyando a los candidatos que no eran los suyos. El pescado estaba vendido y una lista «independiente», como se definía, se adjudicó las siete plazas. En la elección de directivos, le fue un poco mejor, ya que dos de sus vocales fueron elegidos, aunque ya partía con el handicap de no contar con aspirante a vicepresidente primero, tras la renuncia de Indalecio Carbonell.

En este marco, la nueva junta empezó a trabajar y a imponer el criterio de la mayoría, algo legítimo por otra parte, aunque sea saltándose el del presidente. Desde el primer día, Tortosa esgrimió el fantasma de la dimisión, de la renuncia, algo que sus colaboradores consiguieron detener, pero que acabó consumándose el martes, tras el detonante de la marcha de José Álvaro Moltó. A las cinco de la tarde le seguían Tortosa y Llorens, junto a dos mayorales. Ayer por la mañana se sumaba Piñero y también lo ha hecho de manera simbólica el Cronista de las Fiestas, Lluís Vidal.

Ahora, se ha instaurado la crisis, como se dice en estos casos, pero también estoy convencido de que la entidad saldrá adelante. Paco Campos tiene amplia experiencia y conoce el patio, por lo que con el apoyo de la junta que queda trabajará para recomponer el organigrama. En los mentideros festeros se dice que la intención es buscar una candidatura única, de respaldo mayoritario, para resolver la situación tras el verano. Esto sería perfecto, pero también es lo que se dice siempre en estos casos y raras veces se cumple, al menos en el mundo político. Dicen que las dimisiones son en aras de la «paz». Que así sea.

Entre todo esto, la agenda está repleta. La Asociación ha propuesto unas fechas para las Fiestas de 2015 (¿Lo adivinan? 22, 23 y 24), pero también es consciente de que el asunto no está cerrado y que puede tener un nuevo capítulo a finales de mes. Esta y otras cuestiones tendrán que ser resueltas por el equipo directivo que queda y el que se incorpore.

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