El 15M evidenció la indignación de una parte significativa de la población ante la crisis, la estafa, que afecta en España a millones de personas, en España y en Europa, y también en el rico norte europeo. Se trata de un plan minuciosamente elaborado: ricos más ricos, pobres más pobres, destrucción mundial. La socialdemocracia y la socialcristiana pactaron asegurar los derechos del conjunto de la población. Posiblemente el horror del Holocausto obligó a proclamar los derechos humanos como un compromiso. La orgullosa Europa tenía que reconciliarse con su tradición, reivindicar que había sido la cuna de la democracia.

¿Podemos? De esas manifestaciones, de las asambleas en las plazas, surgió Podemos. De aquello de «no nos representan», que el sistema está podrido, del asambleísmo puro y duro, democracia no delegada, un sector de este no homogéneo movimiento, decide presentarse a las elecciones al Parlamento Europeo: de sentido común no se cambia el sistema desde la calle, importante de todas maneras, el sistema, éste al menos, se puede cambiar desde las instituciones y eso significa contar con el respaldo de la ciudadanía, en las calles pero también en las urnas.

El sorprendente éxito de Podemos el 25 de mayo coloca a este partido en otro escenario. Deciden con alguna incomodidad incorporarse a la... «casta». Estos europarlamentarios Podemos por otra parte han prometido respetar la Constitución del 78, y eso sí, hasta que se modifique y España sea una república. En eso toda la izquierda y sectores progresistas pueden coincidir.

Podemos se incorpora a las instituciones, busca hacerse un espacio. Tiene sus riesgos, de todas maneras, bienvenidos. Es un movimiento que no se define como de izquierda pero tampoco es de derecha, de eso no hay dudas. En eso tienen un cierto parecido con UPyD y con Ciudadanos en este aspecto concreto y tendrán que definirse; tiempo al tiempo, cada partido maneja el tiempo de manera diferente. Importante ver cómo se presenta a las elecciones municipales y de comunidades autónomas en el 2015, y cómo administran su posible representación. No sólo posible, porque no cabe duda de que Podemos vino para quedarse. Por el momento el 1.200.000 votos que obtuvieron merecen todos los respetos, aunque su presencia no deje de molestar y no solo a la derecha.

La sociedad española atraviesa una crisis profunda y nadie sobra, hay que sumar. Sí se puede si conseguimos tender puentes. En unos meses se sabrá cómo se organiza Podemos pero desde ya, desde las mareas, las plataformas, las luchas por las reivindicaciones no pueden esperar: niñas y niños que sufren hambre, destrucción de la sanidad pública, de la educación, de la ley de dependencia...

Finalmente, lo de «casta» merece una aclaración, ya que en la dirección de Podemos hay profesores universitarios politólogos y manejan científicamente las palabras. Hoy se está defendiendo lo que se consiguió cuando gobernaban los socialistas. Los Podemos merecen un respeto pero los socialistas también y muchos otros que durante años han luchado por la igualdad, la solidaridad, la democracia, el progreso.