En la Lonja del Pescado de Alicante, con motivo del 40 aniversario del Club de Fotografía de Alicante, podemos contemplar una exposición colectiva de 38 autores, entre actuales y antiguos socios, cada uno con varias obras y temas distintos. Lo que podemos considerar como un muestreo de las distintas maneras de percibir hoy la fotografía, según diferentes grados de profesionalidad o compromiso artístico. No cabe duda de que en la cultura, en el arte, como en cualquier otro dominio o disciplina, los eventos y acciones expositivos o de promoción y divulgación, no se pueden valorar de manera aislada, todo se integra en un conjunto, se contrasta con otras acciones, hay una constante comparativa que determina su evolución y la recepción por parte del público. Y este año ha sido muy especial para la fotografía en Alicante, por las exposiciones realizadas en el L'Espai y en el primer encuentro de fotografía, PhotoAlc, que han acercado al público una dimensión más compleja de esta disciplina como expresión de arte contemporáneo.
Esta exposición que podemos ver en la Lonja también se ubica en este contexto de diversidad, distanciándose de la dinámica anterior de este club, en la que el prestigio de una única manera de ver y de hacer, desde la concepción más documental de la imagen fotográfica, en cierta manera predominaba sobre cualquier otro camino de experimentación, imponiendo no solo los ángulos de visión en el reportaje, el retrato o el paisaje, sino el tratamiento técnico, material, la búsqueda de otras fórmulas.
La continuidad y cada vez mayor repercusión de un evento de ámbito nacional como PhotoEspaña, que ha defendido esta diversidad de la fotografía con autores extranjeros y nacionales, también ha supuesto una incitación a la ruptura para aquellos autores que ya dominaban los registros de la tradición y que buscaban un perfil más artístico, sin los complejos de las antiguas distinciones entre arte y fotografía.
La fotografía española, que ha vivido a la sombra de los grandes fotógrafos de principios de siglo, inmersa en ese discurso documental de la cotidianidad, con algunas derivas hacia el surrealismo, se abre a una mirada más crítica y plural. Asumiendo la influencia de las nuevas tecnologías en el tratamiento, técnico y conceptual, de la imagen, y con una mayor libertad en la expresión de la identidad. En la Lonja vemos representados otros estereotipos eróticos diferentes a los clásicos, como la mirada homosexual o heterosexual pero femenina.
En la búsqueda de esa identidad la fotografía cambia. Una cuestión importante en el tratamiento de la imagen es el grado de libertad, la pérdida de limitaciones a la hora de representar y representarse. Esta apertura social proporciona otra mirada más acorde con la realidad, que es la base principal de la fotografía. Vemos un deseo de evolucionar, de romper los límites auto impuestos, con una mayor aproximación a la visión contemporánea del arte.
