Un grupo de ciudadanos constituidos en Plataforma se opone a las obras de la Plaza Castelar dada la situación de crisis actual y los representantes municipales responden diciendo que las obras se harán. Hay una petición de la Plataforma que constituye el núcleo esencial del debate: Que el contenido del proyecto se someta a un proceso de participación ciudadana. Contra ello, se ha esgrimido que se trata de personas de izquierda radical y que quien quiera ver el proyecto lo podrá hacer en el trámite abierto para recibir las ofertas económicas de las obras. Estoy convencido que los impulsores no son votantes del grupo gobernante, pero utilizar ese argumento para impedir que la población participe en la definición del proyecto me parece erróneo y poco democrático.

Hay gran desconfianza en Elda por las obras municipales anteriores, desde diseños insufribles de plazas o accesos (Ficia, Zapatero, Casino, Mercado), pasando por la excavación de la Gran Avenida sin incorporar la red de alcantarillado y obras a precio de lujo, inutilizadas o inacabadas (Plan Comercial, Pista de Atletismo, Campo de Fútbol), etc. Resulta claro que la única forma de que los gestores públicos recuperen la credibilidad será mediante la transparencia en la definición del proyecto de la obra, unida a un proceso de participación ciudadana. Aún sorprende más la postura municipal cuando está llevando en común con los vecinos un ejemplo de democracia participativa en una zona verde de San Francisco (http://solarsanfco.tumblr.com). Y, ¿por qué no en la Plaza Castelar?

La Carta-Agenda Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad señala: - Sobre el Derecho a la Ciudad que: «Todas las personas que habitan en la ciudad tienen derecho a participar en la articulación del espacio público, incluyendo la participación en la gestión y uso de estos espacios, fundamento de la convivencia en la ciudad»; - Sobre la Democracia Participativa que: «Todas las personas que habitan en la ciudad tienen derecho a participar en los procesos políticos y de gestión de su ciudad». Estos derechos, con amplio reconocimiento internacional, tienen el respaldo inequívoco de toda la sociedad y, desde luego, no se identifican con la radicalidad. Es más, leyendo la Carta en su integridad, la petición de la Plataforma parece más bien comedida.

Pero el Ayuntamiento ha elaborado el proyecto, sin ningún trámite de participación abierta a toda la sociedad, y se dispone a ejecutarlo. Parece pues, que la suerte ya está echada y que las obras se harán sin consenso. De ser así, quizá se debería rematar la faena cambiando el nombre a la plaza. Emilio Castelar seguro que lo agradecería.

Por último, cabe resaltar que las obras no son urgentes ni para la ciudad, ni para los ciudadanos y que, por tanto, pueden esperar. Entonces, ¿será capaz el Ayuntamiento de suspender los trámites y utilizar el proyecto para explicarlo en un proceso de participación ciudadana? ¿Será capaz de hacer partícipes a los vecinos del ejercicio de su Derecho a la Ciudad?