La publicación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, marcó un punto de inflexión en la lucha por el Derecho a la igualdad que las mujeres trabajadoras iniciaron hace más de 150 años, en 1857. A pesar de todos estos esfuerzos hoy en día, siete años después, la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo real y cada vez más preocupante.

La diferencia salarial entre hombres y mujeres refleja la discriminación y las desigualdades en el mercado laboral que afectan principalmente a las mujeres. Sus causas son complejas y relacionadas entre sí.

Las mujeres tienen unas cualificaciones iguales o mejores que los hombres, pero muchas veces no se valoran de la misma manera y su carrera profesional es más lenta. El resultado es una brecha salarial media del 16% en la UE.

Las responsabilidades familiares no se comparten por igual. Son más las mujeres que interrumpen su vida profesional y luego no vuelven a trabajar a tiempo completo. Como resultado, ganan por hora un promedio del 16% menos que los hombres y, por año, incluso un 31% menos, dado que es más alta la proporción de mujeres que trabajan a tiempo parcial.

Si se suma el salario más bajo por hora al hecho de que las mujeres trabajan menos horas que los hombres a lo largo de la vida activa, resulta que las pensiones que cobran las mujeres son más bajas. Eso revierte en que hay más mujeres que hombres que caen en la pobreza a edades avanzadas.

Si tomamos la ganancia media por rendimiento global, es decir, la suma de las dos variables por rendimiento, se presenta una elevada brecha salarial de algo más del 41% entre hombres y mujeres. Con ello queda claro que existe una amplia brecha salarial de género, que aumenta más todavía cuando los conceptos de remuneración empleados se hacen variables. En el sueldo base o pactado global existe una brecha algo inferior al 20% que se amplía al 40% cuando se incluyen conceptos de pagos variables por rendimientos. El rendimiento en las mujeres vuelve a estar peor pagado.

Las directivas cobran de media un 33,2% menos que los hombres en la misma posición, mientras que las mujeres que trabajan en puestos administrativos tienen una retribución un 29,9% menor que sus compañeros. La diferencia de sueldo en el caso de las mujeres con puestos técnicos es de un 20,3% menor por su trabajo y el de aquellas cuya posición no requiere cualificación, un 11,9% menos.

La media de la diferencia de sueldo en España es del 15,3% y que, en ningún caso, las mujeres perciben mayor remuneración que los hombres ni por condicionantes personales, ni empresariales, ni geográficas, ni de competitividad.

Por otra parte, la diferencia de sueldo aumenta también en función de la edad. De este modo, a pesar de que la brecha salarial es prácticamente inexistente entre los trabajadores de hasta 25 años, a partir de esta edad y hasta los 34 se amplía al 2% y sigue aumentando en adelante hasta alcanzar una diferencia del 10% a partir de los 55 años.

En estos datos ya vemos que ha habido un empeoramiento de las condiciones de trabajo. El inicio de la crisis y la precarización afectó antes y en mayor medida a las mujeres; y eso ha provocado el incremento de la brecha salarial.

La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue ampliándose. Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la ganancia media anual de 2012 fue de 25.682,05 euros para los hombres y de 19.537 euros para las mujeres.

Por lo tanto, la ganancia media anual femenina supuso el 76,1% de la masculina, mientras que en el año anterior ganaban un 77% y en 2008 un 78,1%.

Esta diferencia se matiza si se consideran situaciones similares respecto a variables tales como tipo de contrato, de jornada, ocupación o antigüedad. No obstante, la desigualdad de la distribución salarial entre sexos es apreciable. Así, en el año 2012, el 17,36% de las mujeres tuvo ingresos salariales menores o iguales que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), frente al 7,52% de los hombres.

Si se tienen en cuenta los salarios más elevados, el 10,4% de los hombres presentaron unos salarios cinco veces superior al SMI (salario mínimo interprofesional), frente al 4,72% de las mujeres.

Otras dos medidas completan la descripción de la desigualdad de la distribución salarial: la proporción de trabajadores con ganancia baja es del 17,24% y, de estos trabajadores, el 64,89% fueron mujeres.

Además, en todas las actividades económicas, las mujeres tuvieron un salario inferior al de los hombres. La menor diferencia se dio en los trabajadores cualificados de la construcción, (excepto operadores de máquinas). Por su parte, la mayor diferencia se produjo en el grupo de trabajadores no cualificados en servicios (excepto transportes).

La ganancia media anual de ambos sexos fue de 22.726,44 euros en 2012, un 0,8% inferior a la del año anterior por el retroceso de los salarios de las mujeres (-1,2%) frente al incremento del 0,1% de los hombres.