El juez Castro, pese a las presiones de toda índole que ha soportado, ha determinado que doña Cristina de Borbón debe sentarse en el banquillo de los acusados como imputada en el caso Noós -aquel caso en el que también está encausado el marido de la Infanta, don Iñaki Urdangarin- por delito fiscal y blanqueo de capitales. Blanco y en botella. Quiero manifestar que no me alegro por este auto dictado por el juez Castro, como no me alegro por ningún auto contra nadie. La justicia debe actuar en el ámbito del Estado Social y de Derecho en el que estamos, investigando todos los indicios que se tengan que investigar, desde la objetividad más absoluta y no permitiendo presiones de ningún tipo; ni institucionales, ni judiciales, ni tampoco mediáticas. La teoría es la que es y todo aquel que se mueva en el ámbito de la judicatura lo debe conocer y debería llevarlo a la práctica. Y sobre la decisión anunciada por el Fiscal Anticorrupción de interponer recurso contra el auto dictado por el juez Castro cabe hacer alguna reflexión, desde mi desconocimiento jurídico: el fiscal es la parte que acusa como integrante del Ministerio Público dentro de un proceso penal. ¿Por qué el fiscal Anticorrupción ejerce más de abogado defensor de la Infanta que como agente acusador? Señor Horrach, si lo hecho, presuntamente, por la hermana del Rey, lo hubiéramos hecho cualquier otra persona ya estaría encausada, probablemente enjuiciada y usted como fiscal hubiera hecho su trabajo como acusador público. ¿O no?

Una reflexión global: estamos en una situación crítica. Hay una sensación entre los ciudadanos de a pie que España está podrida, y de ahí la desafección del pueblo para con las instituciones. Hay argumentos más que suficientes que ponen en evidencia todo un sistema. Desde lo conocido en el caso Noós, el caso Gürtel y su supuesta conexión con Bárcenas y la presunta contabilidad B del PP, el caso de los ERE en Andalucía, etcétera, fortalecen un sentimiento de indignación y cabreo del conjunto de la sociedad española que observan cómo unos se enriquecen de manera rápida y oscura mientras otros sufren el castigo de quien ejerce el poder. Y qué decir de lo aparecido sobre que determinados eurodiputados españoles tienen un fondo de pensiones privado a través de una Sicav (Sociedad de Inversión Capital Variable) en Luxemburgo. Vergonzoso. Se debe reflexionar sobre la regeneración del sistema político en nuestro país que debería eliminar de un plumazo cualquier actitud indigna y reprochable. La dignidad y ética tienen que seguir siendo el eje fundamental de aquellos que ejercen su actividad en lo público. El nuevo Rey, Felipe VI, debería, como Jefe de Estado, pivotar un tiempo nuevo que culminara en una negociación entre las fuerzas políticas y que tuviera como objetivo un proceso Constitucional en el que los ciudadanos fuéramos consultados en las urnas. España necesita cambiar las formas de hacer política pero también el fondo.

Y el PP con su comportamiento en el aforamiento del exrey, Don Juan Carlos, flaco favor está haciendo a la democracia. ¿Por qué tanta prisa para otorgar el aforamiento al Rey saliente? El aforado lo es en beneficio de su cargo. Léase un diputado autonómico, diputado de las Cortes Generales o un senador, qué más da, lo es por el hecho de su cargo. Pero, ¿en base a qué cargo se va a dar el aforamiento al Rey emérito? Y para que los lectores lo sepan, el aforamiento no es que no se juzgue al aforado sino que se le juzga por el Tribunal Supremo y no por un Juzgado de Instrucción. Pero, ¿por qué no explica el señor Rajoy las verdaderas razones en las prisas del Gobierno en permitir que Don Juan Carlos sea aforado? Aquí las prisas las tienen otros, señor presidente del Gobierno. Las prisas las tienen quienes tienen que seguir yendo a por comida a los comedores sociales, los desahuciados que sigue habiendo por el territorio nacional y a los que usted no ha dado respuesta, los despedidos con su reforma laboral y a los que usted castiga ahora con una subida de impuestos en su supuesta reforma fiscal ya que la indemnización por despido tiene que tributar mientras antes estaba exenta. Tienen prisas los que no llegan a fin de mes y a los que usted ha engañado una y mil veces.

A los palmeros mediáticos y monárquicos de nuevo cuño que ponen el grito en el cielo porque el juez Castro ha hecho bien su trabajo y, desde la independencia judicial, emite un auto en el que da fundamentos para seguir imputando a la hermana del Rey y sentarla en el banquillo de los acusados, decirles que el Rey saliente, Don Juan Carlos, en un discurso de Nochebuena dijo aquello de: «La justicia es igual para todos». Pues eso.