La Organización Mundial de la Salud decidió en 1990 que el 17 de mayo fuera el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia coincidiendo con la decisión de esta agencia de la ONU de eliminar de la lista de enfermedades mentales a la homosexualidad. En las últimas décadas se ha progresado en la visibilidad de estas tendencias sexuales. Un dato es significativo: en 15 países de distintos continentes y en Estados de México y Estados Unidos y recientemente en Inglaterra y Gales se ha legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Recientemente, el obispo de Málaga aseguró que la homosexualidad es una enfermedad y que se puede curar. El juez ha archivado la causa por sus declaraciones sobre el matrimonio homosexual y considera que «no se tiene certeza» de esas frases y precisa que el prelado «está amparado por la libertad de expresión y religiosa». La pasada semana el cura Jesús Calvo califica la enfermedad de Pedro Zerolo de castigo divino por su homosexualidad y al mismo tiempo defiende la pena de muerte más de 54.000 firmas en la web Change.org han pedido su cese al Arzobispado de León).

Calumnia que algo queda, aunque después, ante el rechazo social, quienes manifiestan estas actitudes aseguran que dichas afirmaciones no dicen lo que dijeron, que han sido manipuladas y comentadas fuera del contexto adecuado.

La Confederación Española LGBT Colegas comenzó, hace unas semanas, a recoger firmas contra la celebración de un seminario para «Curar la homosexualidad» que se iba a celebrar en Madrid del 13 al 15 de junio y que al final se suspendió. Dicho seminario estaba previsto que fuese impartido por el polémico psicoterapeuta estadounidense Richard Cohen, conocido por ser el autor del libro Comprender y sanar la homosexualidad. Cohen, con sus ideas homófobas, ha transmitido a muchos padres y madres la idea equivocada de que la homosexualidad se puede curar y condenado a muchos jóvenes LGBT a soportar sus humillantes terapias.

La homofobia se combate con un buen sistema educativo y con la implementación de la asignatura Educación para la Salud y Sexual, dentro de una educación universal, gratuita, de calidad y laica al margen de cualquier doctrina. Esta es una vieja reivindicación que se ha planteado en numerosas ocasiones y la propuesta ha sido entregada a los políticos gobernantes como una prioridad en sus agendas.

Se trata de una violación sistemática de un derecho humano fundamental que tiene que ver con la libertad más íntima e irrenunciable, la del propio cuerpo. Amnistía Internacional expresa en un documento a propósito de dicha conmemoración que «es indignante que, en 2014, las autoridades de países de todo el mundo no legislen contra los delitos de odio homófobos y tránsfobos ni los investiguen. Y aún lo es más que en muchos países las personas LGBTI sean objeto de cargos penales y violencia estatal». En muchos países estas personas sufren violencia, son encarceladas o condenadas a muerte. Uno de ellos Uganda, cuyo ministro de Exteriores Sam Kutesa ha sido elegido recientemente presidente de la Asamblea General de la ONU, un nombramiento envuelto en la polémica por las leyes contra los homosexuales aprobadas en su país.