Con todos los problemas que tenemos en España, empezando por el número de parados que tenemos, esto es, personas que no tienen un puesto de trabajo, personas que han sido apartadas del ámbito laboral y que por tanto están desesperadas por encontrar algún trabajo pronto para poder seguir malviviendo, pasando por todos los jóvenes que se tienen que ir fuera de España con todos los conocimientos adquiridos en nuestro país y que hemos pagado -y bien caro- todos los españoles con nuestros impuestos, pasando también por retribuciones vergonzosas que hacen difícil poder llegar a final de mes a la gran mayoría de los ciudadanos normales y corrientes, es decir la clase media en general que nos tienen machacados, va y resulta que en la tele la única preocupación que tienen es la futura coronación del futuro Rey, valga la redundancia.

Alucinando, que es gerundio, me quedo desde que el actual Rey abdicó la corona por razones que desconozco y por tanto no sé si comparto o no, cuando compruebo cada día que el tema central de los telediarios, al menos el que yo veo, es lo de la abdicación, la sucesión, la toma de posesión y el juramento o prometo del nuevo Rey. De pasada hablan de los problemas de Iraq, de Rusia y de Ucrania y pare usted de contar. Parece que estemos viviendo en un país de cuento de hadas en el que el príncipe azul que se casó con la plebeya sea la única preocupación de todos los españoles y que todos nosotros estemos deseosos de que sean felices y de que coman perdices mientras los demás nos apañamos con lo que sea. ¡Pues va a ser que no!

Es cierto que estamos viviendo un momento político muy importante y trascendental para España, pero evidentemente no procede frivolizar sobre el tema. ¡Y sí que frivolizan! Así, por ejemplo ya nos han dicho que el actual Rey no irá a las Cortes para no quitar protagonismo a su hijo. Me parece bien, pero vamos que no me parece una noticia de relevante interés. También nos han dicho que el nuevo Rey ira vestido con el traje de gala de no sé qué ejército pero, ¡ojo!, con el fajín rojo de capitán general o algo parecido, es decir que va con el fajín de jefe de todo los ejércitos. Nos han contado cómo entraran, dónde se sentaran y que están arreglando los jardines de la entrada para que todo esté «súper» chulo... ¡Pero bueno! ¿Esto son noticias? Sinceramente creo que no. Pero vamos a ver, ¿qué le importa a una persona que esté en el paro dónde se siente el futuro Rey? Estoy segura que no le importa nada de nada. El que está en paro está esperando que le den noticias esperanzadoras para su futuro incierto y, por supuesto, menos espléndido que el del futuro Rey. Y al anciano que le toca vivir de una pensión de cuatro chavos ¿qué le importa si el futuro Rey lleva fajín de capitán general o de coronel de la legión? Y a los jóvenes que están en el extranjero, qué más les da que arreglen o no los jardines de palacio si ellos están a lo mejor arreglando los jardines de un parque australiano, esto es, ahí al lado, a la vuelta de la esquina.

En fin, que me parece un despropósito total el contenido y el tono de las noticias que últimamente nos están lanzando cual dardos limpiadores de nuestros pensamientos. Y conste que yo soy de las que considero que Juan Carlos I ha sido un buen Rey, con pequeños o grandes lapsus, pero, evidentemente y por supuesto, tendremos que esperar a ver qué pasa.­­­