La semana pasada se clausuró la gran exposición El Griego de Toledo, en el Museo de Santa Cruz de esta ciudad, integrada en el programa de eventos de la conmemoración del IV centenario del fallecimiento de este pintor, que activa los diferentes espacios culturales y sociales de toda la ciudad durante todo este año. Una exposición que ha superado todas las expectativas, confirmándose como la más visitada de la historia de España, por encima de la de Dalí en el Reina Sofía. El próximo septiembre se inaugurará otra, El Greco: arte y oficio, en la que se reunirán diferentes versiones realizadas por el artista de un mismo motivo. Toledo así definitivamente se ha convertido en una ciudad para el arte, toda su historia, toda su monumentalidad se ponen al servicio de mostrar a un autor que, aunque en nuestro país siempre ha sido considerado de minorías, su reivindicación en diferentes momentos del XX, por autores españoles, europeos y americanos, nos muestra su importancia para la evolución del arte contemporáneo. En una compra que realizó Inglaterra sobre este autor, ante la crítica de algunas voces que despreciaron las expectativas con las que se le había promocionado, una sucesión de respuestas de grandes expertos defendió su obra con acertado análisis.
Dando lugar a un amplio debate sobre la pintura, que no ha dejado de dar frutos para el arte. Debate y análisis, algo que no sobra sin embargo nuestro país. Toledo ha realizado un gran esfuerzo, pues en época de crisis el presupuesto público ha sido simbólico, pero ha convertido su ciudad en el evento expositivo más importante que se ha realizado sobre ese artista, y así también, Toledo es hoy una de las ciudades culturales que con mayor fuerza resurgen en el ámbito, al menos, europeo. Toledo siempre ha sido una ciudad turística por su monumentalidad, es una ciudad muy bien conservada, y el Greco era un elemento más, importante, pero integrado en el recorrido. Y hoy, Toledo es El Greco, El Greco es Toledo. Hasta qué punto la influencia de un artista es importante para el alma de una ciudad, de una cultura.
Esto es algo que todo el mundo ha podido constatar no solo en la ciudad de Toledo, otras como Malaga, con Picasso, han demostrado la gran repercusión mediática de la exposición de sus artistas. Valencia también lo ha intentado con Sorolla. Pero qué pasa con Alicante. Nos hemos cargado nuestra arquitectura, todos sabemos que el potpurrí es irrecuperable, pero tenemos a muy interesantes autores que permanecen desconocidos para el gran público, autores que aun hoy aportarían debate, análisis, vivencia del arte contemporáneo. ¿Qué pasa en Alicante? No nos olvidemos que todavía resuena la leyenda de haber encontrado algún greco de puerta de corral. No desdeñemos a nuestros autores. Emilio Varela, los Bañuls,..., auténticos iconos. Hagamos historia.
