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Francisco Esquivel

Juego de tronos

Como se deslizó que el final de la temporada de Cuéntame traería consigo una sorpresa, la serie infinita concitó más de cuatro millones y medio de curiosos con casi un 25 por ciento de cuota de pantalla, que se dice pronto. Después de darle muchas vueltas y puesto que lo último es que Toni, el mayor de los Alcántara, andaba en serio peligro por Tánger, me dije: estos son capaces por la audiencia de sacar a don Juan Carlos mediando con el monarca alagüita. Pero no. Se contuvieron y dejaron hacer al cónsul.

Dentro de lo que se respira, no habría desentonado. Los contrarios a la monarquía andan en su papel, pero los que deben darle miedo son los proclives. Algunos medios han iniciado ya el proceso de beatificación y, claro, no es necesario más que coger la historia y constatar que, para lograr algo así con un Borbón, hay que proponérselo una barbaridad por lo que se aventura una entrada de verano más bien ardiente.

Bueno, de hecho, efectos colaterales de lo más dispar han traido consigo los primeros quemados. El Jueves, que con el entorno de la Zarzuela ha mantenido una atracción fatal y que como los incondicionales saben se trata de una revista que haciendo honor a su nombre sale los miércoles, sufrió un retraso porque la empresa editora tiró a la basura miles de ejemplares. Razón: sustituir una portada puede que de mal gusto -el Heredero recibe la corona llena de mierda-, pero menor siempre al hedor destilado por la censura. También en El Mundo, según Público.es, se suprimió todo vestigio de Corinna, con reacción enconada en el diario hasta de la hija de Pedrojota, suspensiones de sueldo y movidas varias. Ni que decir tiene que la portada del Jueves fue para Pablo Iglesias, que es imposible que saliera en Cuéntame porque el hombre ya se pasa el día ante las cámaras. Y tiene castaña que ahora sea el rey.

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