Parece un milagro. Pero es verdad. El cine Navas no cierra. Lo cual, de por sí, ya sería un titular. El cine Navas acaba de estrenar las proyecciones en sistema digital. Falta por ver si el público (ese público alicantino duro como una roca) responde. La nueva etapa se abre con la fantástica Viva la libertà protagonizada por Toni Servillo.

Es curioso lo que ocurre en este Alicante tan singular. La empresa privada cubre lo que debiera la gestión pública. En este caso debemos agradecerle, y mucho, a Vicente Espadas Palomares que gracias a su iniciativa y a su insistencia todavía podamos contar con esas películas de distribuidoras tan exquisitas como Golem, Wanda, Vértigo o Sherlock.

No vamos a culparle a estas alturas de que, eso sí, no se atreva encima a pasarlas en versión original subtitulada. Hasta ahí don Vicente no llega. Porque conoce a su público y sabe cómo se las gasta. Bastaría con programar en V.O.S. para que su parroquia fiel dejase de acudir a los Ana y al Navas. Aunque ofreciese las mismas excelentes películas.

En Málaga, con unas infraestructuras culturales en las que nos deberíamos mirar aunque nos saquen los colores, el mismo Ayuntamiento que impulsa su Festival de Cine Español decidió salvar de la ruina y de su previsible demolición a los cines Albéniz, que ahora ha convertido en Cinemateca Municipal.

Esta semana se pueden ver en sus 4 pantallas Viva la libertà, A 20 pasos de la fama, Los ojos amarillos de los cocodrilos o Tren nocturno a Lisboa, todas en versión original. El público malagueño responde. Mientras tanto, los responsables políticos alicantinos no quieren saber nada de inversión en materia cultural. De línea a seguir. Y así nos va.