Durante la semana que termina se ha producido un hecho con consecuencias que no deberían pasar de largo: la firma, por parte de Rusia y China, de un acuerdo por el que Moscú vende gas a Pekín a cambio de 300.000 millones de euros (con 30 años de vigencia y en buenas condiciones para la potencia asiática).

El pacto ofrece varias lecturas. La más evidente, a corto plazo, es que Putin logra un importante cliente ante la posibilidad de que Europa reduzca su dependencia del gas ruso (en vista del deterioro de relaciones producido con el conflicto ucraniano). Xi Jinping, por su parte, puede obtener apoyo ruso ante disputas territoriales que mantiene con otros países asiáticos (con respaldo estadounidense).

Pero, además, hay otro acuerdo que no se ha resaltado: el principal grupo bancario chino y el segundo ruso realizarán los pagos mutuos en divisas nacionales? dejando de lado al dólar. Hay quién interpreta estos movimientos como un nuevo paso para disminuir la hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial y asentar la propia como alternativa (a partir de una poderosa realidad de fondo: China es el principal tenedor extranjero de deuda norteamericana).

Los críticos con esta visión creen que la dependencia entre EE UU y China (el primero compra lo que produce el segundo, mientras éste le financia) hace improbable un escenario de pérdida de control del dólar. Pero hay signos por parte asiática (creciente acumulación de oro, expansión en África para acceder a materias primas, posibilidad de fomentar la demanda interna) que obligan a estar alerta. Especialmente, si el Occidente anglosajón no deja de desarrollar políticas monetarias que les convierte en deudores permanentes, con el aplauso de la mayoría de la opinión pública? que suplica estrategias semejantes por parte de Merkel/Draghi.

Cómo lo ven. Reuters señalaba el histórico acuerdo entre Rusia y China, por el que los primeros abastecen de gas natural a los segundos durante 30 años. El monto del pacto se aproxima a los 400.000 millones de dólares y supone la apertura de un gran mercado para el país liderado por Vladimir Putin, lo que disminuye el riesgo que supondría perder a sus clientes del centro de Europa, como consecuencia de las tensiones desatadas en Ucrania.

The New York Times no dejaba de sorprenderse tras el rechazo masivo expresado por los ciudadanos suizos en referéndum (con más de un 75% de los votos) ante la propuesta de crear un salario mínimo de 22 francos suizos (o algo más de 18 euros, más del doble de lo que pide Obama para EE UU). En definitiva, una nación con una fuerte industria farmacéutica y química (con alta vocación exportadora) parece poco preocupada por las disparidades salariales.

Cómo nos ven. Entertainment Weekly señalaba que los responsables de la cadena televisiva estadounidense HBO, donde se emite la exitosa serie Juego de Tronos (basada en los libros de George R. R. Martin), estaba buscando localizaciones en Andalucía, para rodar allí una parte de su quinta temporada (prevista para 2015). En años previos, algunas localizaciones exteriores se rodaron en Croacia, Islandia, Marruecos o Malta.

BBC destacaba el éxito que había logrado en Twitter el presidente de Uruguay, José Mujica, después de haber sido entrevistado en un popular programa de La Sexta. Su imagen de hombre humilde, que dona parte de sus ingresos para finalidades sociales, contrastaba enormemente con el rechazo generado por buena parte de los dirigentes políticos españoles (empezando por el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy? al que muchos no dejan de relacionar con el caso Bárcenas).

Qué se cuece. Clases de Periodismo apuntaba, según el informe interno elaborado por The New York Times para desarrollar su estrategia digital, cuales eran los competidores a batir en el futuro por dicha publicación. Entre ellos, destacaban a BuzzFeed, web que ha construido su audiencia usando datos para ayudar a la creación de historias virales; ESPN, un medio deportivo que basa su éxito en videos y audios o Flipboard, un agregador diseñado para teléfonos y tabletas.

Marketing Directo señalaba que las webs de periodismo de datos que proliferan en EE UU (como Vox o FiveThirtyEight), dedicadas a poner en contexto hechos que algunos se avergüenzan de preguntar, no acaban de funcionar.

La razón es que les falta «gancho» o llamadas sorprendentes para atraer la atención del lector, dado que la extensión de Internet ha favorecido el predominio de textos con titulares llamativos o referencias al sexo, la violencia, los deportes y las celebridades.