Estamos a las puertas de unas elecciones europeas enormemente trascendentes e importantes para nuestra vida cotidiana; probablemente, las de mayor trascendencia de cuantas hemos celebrado hasta la fecha. En consonancia con esto hemos podido percibir en esta campaña una actividad política y mediática que nadie recordará de pasados comicios europeos; esto, por sí mismo, ya es motivo de satisfacción porque es evidente que los medios de comunicación y los partidos políticos han comprendido que el peso y la relevancia de Europa sobre nuestra legislación es cada día más importante.

Seguro que a muchos de ustedes les sorprenderá saber que el 80% de la legislación aplicable en nuestro país depende de la legislación comunitaria. A partir de ahora, será también de gran importancia la configuración de un gobierno europeo cuyo presidente será elegido, por primera vez, por los eurodiputados que elegiremos nosotros el próximo 25 de mayo. Son cientos de millones de euros los que Bruselas reparte a cada país para sus infraestructuras, su industria o sus proyectos culturales, científicos, sociales o educativos.

Es, por tanto, de vital importancia disponer de un grupo parlamentario fuerte que nos permita exigir lo que a nuestros intereses corresponde y no que otros países, con un peso específico superior, nos quiten parte de lo que pudiéramos exigir por falta de definición política. Es lo que nos ha pasado en otras ocasiones por no contar con una voz autorizada que contara con mayor potencia y capacidad: 42.000 millones de fondos estructurales perdidos por Zapatero en la pasada legislatura, por poner un ejemplo. Por eso, es más importante que nunca votar al PP porque necesitamos un bloque compacto, fuerte y competente que nos garantice la máxima relevancia en todas las instituciones europeas.

A pesar de que las encuestas anuncian una baja participación tengo la sensación que para sorpresa de todos, van a ser los más participativos de todos las comicios europeos celebrados hasta la fecha. De producirse, sería una magnífica noticia para todos los que creemos en la Unión Europea. Habrá que esperar hasta el domingo para poder comprobarlo.

En los últimos 4 meses, el Partido Popular ha remontado casi 5 puntos en intención de voto, lo que, sin duda, marca una tendencia que nos llena de optimismo de cara a estas elecciones; una tendencia del apoyo ciudadano que el PP mantiene en la Comunidad Valenciana, a pesar de los ataques en tromba, en todos los frentes imaginables, propiciado por el PSPV. Ya les traslado de antemano, pase lo que pase, que los datos de estas elecciones no son extrapolables a lo que serían mañana unas elecciones municipales o autonómicas, ni tampoco comparables con los de unas generales, pero sí servirán para pulsar el apoyo que unos u otros mantenemos de la mayoría de los ciudadanos.

El PSOE, por puros intereses electoralistas, se resiste a reconocer que las medidas del PP han cambiado la inercia catastrófica en la que Rajoy recibió el Gobierno de España hace poco más de 2 años: una prima de riesgo a la deriva y cercana a los 500 puntos, una destrucción trimestral de 200.000 puestos de trabajo y un déficit (oculto) de más de 100.000 millones de euros. Un país en recesión y al borde del rescate. Por suerte, este panorama desolador ya es parte del pasado y ahora, aunque no quieran admitirlo, estamos creando trabajo de forma estable y permanente (siete meses consecutivos), ya no hay dato, mal que les pese, que les sirva para afearnos el esfuerzo, el esfuerzo de todos y cada uno de los ciudadanos: crecen los afiliados a la Seguridad Social, cae el paro interanual en 305.000 personas, aumentan los contratos indefinidos...

A pesar de todo, la «mala suerte de que llegan unas elecciones» que diría Pedro Solbes, no les permite reconocer que estos no son los «brotes verdes» de su resucitado Rodríguez Zapatero. La realidad es tozuda y la pongan del derecho o la pongan del revés seguirá siendo la realidad a pesar de lo que digan Rubalcaba y Valenciano. No es que lo diga yo, es que lo afirma hasta el último de los organismos nacionales e internacionales con competencias en materia económica. Evidentemente no oirán ustedes decirlo a ningún partido de la oposición? ¿Qué van a decir? Si me lo permiten, resulta especialmente vergonzoso e indignante escuchar cómo atribuyen al PP los 3.340.000 trabajadores que mandaron al paro entre 2007 y 2011.

Los socialistas no terminan de encontrar su sitio y siguen empecinados en mantener a todos los referentes de un pasado, cuyas consecuencias han sido devastadoras para nuestra economía. Un socialismo cuyo mensaje no termina de ser claro para nadie ni en Alicante, ni en Valencia, ni en Andalucía ni en Barcelona. ¿Es España un concepto discutido y discutible? Sí o no. Son demasiadas ambigüedades ideológicas y sobre todo, una aproximación a posiciones radicales que más les asemeja a un partido de extrema izquierda que a un gran partido socialdemócrata con vocación de gobierno.

Los españoles necesitamos un gobierno europeo que piense en España, que cuente con importantes activos españoles en sus más importantes instituciones, que piense en los intereses de todos y no en sus intereses partidistas. Eso es lo que se dilucida el próximo domingo: una presencia española importante, enfocada a conseguir los máximos beneficios para nuestro país o una presencia irrelevante y difusa, sólo preocupada de satisfacer sus intereses personales y partidistas. Ni más, ni menos. Por eso, es fundamental que el domingo acuda a ejercer su derecho al voto y lo haga en favor del PP: una victoria importante en las elecciones europeas del próximo domingo, sin duda, será decisiva para acelerar la recuperación y el bienestar de todos los ciudadanos.