En ocasiones, mientras busco documentación, encuentro datos ajenos al asunto que me tienen ocupado en ese momento pero que despiertan mi curiosidad. Eso es lo que ocurrió hace unos meses cuando leí en La Correspondencia de Alicante de los días 18 y 19 de junio de 1899, sendas noticias que informaban de que «La guardia municipal ha realizado la captura de un sujeto llamado Antonio Pérez Mingot (alias) Güenso, muy recomendable por su afición á lo ajeno, el cual confesó ser el autor de dos robos realizados, uno en la calle Quiroga, domicilio de Sebastián Giménez, y otro en la de París, en que habita Juan Picó, con otros dos individuos apodados Chimo y Rojo». ¿Qué robaron?, «al primero un mantón de Manila y al segundo seis conejos».

Por sí mismas estas noticias no despertaron en mí un gran interés. A lo largo de su historia, la ciudad de Alicante ha estado poblada de gente de todo tipo, de ricos aristócratas y de pícaros tales como el Güenso, el Chimo y el Rojo. Pero es que poco después, en el mismo periódico, aunque con fecha 5 de junio de 1901, me tropecé con otra noticia que informaba de que estaba siendo juzgado el menor José Sánchez por haber apuñalado a Antonio Pérez Mingot en la calle, después de haberle pedido tres cigarros y éste decirle que solo le quedaba uno, «y con una navaja prodújole unas lesiones en la cara y muslo que necesitaron para su curación 51 días de asistencia facultativa quedando hábil para dedicarse á los trabajos». A partir de entonces, el Güenso vio cómo su apodo fue poco a poco sustituido por el de Caracortá.

Y, por si fuera poco, unos días más tarde descubrí casualmente otras noticias periodísticas que hablaban del mismo granuja: El 29 de octubre de 1912 El Popular contaba que Antonio Pérez Mingot había sido multado con 75 pesetas por blasfemo, y el mismo diario informaba el penúltimo día de ese año que nuestro hombre había sido encarcelado tras reñir con Manuel Cuenca en la calle del Carmen. Éste resultó herido en el costado izquierdo por la navaja de Caracortá, pero no fue de gravedad, pues después de ser atendido en la Casa de Socorro se fue a su casa.

Se ve que lo de blasfemar era una costumbre muy arraigada en Caracortá. El 24 de septiembre de 1913 El Popular contaba en un breve: «Blasfemos. Han sido detenidos Antonio Pérez Mingot (a) Caracortá y José Lloret (a) Chiquillo por cometer actos inmorales en la vía pública. Ingresaron en la cárcel a sufrir quincena». Y catorce días más tarde el mismo periódico informaba: «Es un buen terceto Francisco Azorín Soriano (a) Pelat, Antonio Pérez Mingot (a) Huendo y José García (a) Chiquillo. Ayer salieron de la cárcel y tan pronto pusieron los pies en la calle la policía volvió a meterles mano ingresando de nuevo en el "chalet" de Benalúa por blasfemar en vía pública. Total quince días más». Y después de otros catorce días: «Francisco Azorín, Antonio Pérez Mingot y José Lloret García salieron ayer de cumplir quincena. En la calle cuestionaron los tres golpeándose y fueron nuevamente detenidos. El Pérez Mingot se deslizó en improperios contra la policía llamándoles asesinos y canallas. Fue puesto a disposición del Juzgado».

La contumacia de este bribón provocó por fin mi curiosidad. ¿Quién era este delincuente de medio pelo, este miembro del hampa alicantina, tan aficionado a las blasfemias y a las peleas con navajas? Para averiguarlo, me dediqué durante un par de días a indagar en archivos y hemerotecas.

Encontré su nombre solo en dos padrones municipales, el de 1916 y el de 1921. En el primero se hallaba censado en la carretera de San Vicente, n.º 95, bajo: «Antonio Pérez Mingot, nacido el 6 de marzo de 1882 en Alicante, soltero, albañil, sabe leer», viviendo con su madre: «Juana Mingot Cano, nacida el 2 de octubre de 1851 en La Nucía, viuda, sus labores, 30 años residiendo en Alicante, sabe leer». En el segundo aparece con otro domicilio: Travesía Valencia, 5: «Antonio Pérez Mingot, nacido en 1881 en Alicante, casado, albañil, sin instrucción», viviendo con su madre «Juana Mingot Cano, nacida en 1860 en Alicante, viuda, cigarrera, sin instrucción», y la que parecía ser su esposa: «Luisa Coloma, nacida en 1894 en Alicante, casada, sus labores, sin instrucción».

Las discrepancias me confirmaron algo que ya sabía: que los datos plasmados en los padrones no son fiables. Lo único que parecía cierto era que el Caracortá tenía como oficio la albañilería, al menos oficialmente.

El libro de registro bautismal de la parroquia de San Nicolás me ayudó a despejar dudas: En el folio 288 del volumen correspondiente al año 1881, el teniente cura Mariano Uríos certificó que el 10 de abril «bauticé y puse por nombre Antonio Maria Epifano a un niño que nació el siete á las ocho de la noche, hijo legítimo de Antonio Perez, de esta, y de Juana Mingot de Nucía. Abuelos Paternos Jose de esta, y Agueda Pastor de Benitachel, Maternos Ignacio y Josefa Cano de Nucía». Y en el margen izquierdo se escribió el siguiente apunte: «Contrajo matrimonio en esta Parroquia con Luisa Coloma Gisbert, ante los testigos Julio Lopez y Juan Compañ, el 6 Abril 1916».

De manera que Caracortá quedó huérfano siendo muy joven, probablemente un niño. Él y su madre, que era cigarrera, debían ser muy pobres. Aunque debió de trabajar ocasionalmente como albañil, desde muy pronto se dedicó a cometer hurtos. A los 18 años, cuando confesó haber robado un mantón de Manila y unos conejos, ya tenía fama de ladronzuelo, pues contaba con un alias. Un día antes de cumplir 35 años se casó con Luisa, que tenía 22.

Según Diario de Alicante del 3 de marzo de 1926, fue detenido por riña y escándalo en la vía pública; y por los mismos delitos volvió a ser detenido ocho meses después: «Por cuestión de poca monta, a lo que parece, riñeron ayer en la calle de la Esperanza Antonio Pérez Mingot (a) Caratallá y Ángel Morant Climent (a) Meló. Esgrimiendo el primero un cuchillo arremetió contra el "Meló" y le produjo una grave herida en la espalda (?). El agresor fue detenido» (El Luchador, 25-11-1926).

Apenas dos meses después, Caracortá fue juzgado por un delito parecido a los que cometía en su juventud. Así lo contaba Diario de Alicante el 17 de enero de 1927: «(?) Juzgado del Sur en la cual aparecían como acusados José Torregrosa Fuentes y Antonio Pérez Mingot, distinguidos profesionales del robo y las que con ésta son ya seis las veces que han tenido que comparecer ante la justicia, por hechos análogos; fueron acusados por el Fiscal señor Garrido de haber penetrado en la noche del 25 de junio de 1924 en el corral de un chalet propiedad de don Federico Navalón en la calle de Montero n.º 248 (sic) y violentado el candado del gallinero se llevaron 18 gallinas que se tasaron en 110 pesetas; apreció el Fiscal las agravantes de nocturnidad y reincidencia y solicitó para cada uno la pena de 3 años, 6 meses y 21 días de presidio correccional. El defensor señor Domínguez Margarit sostuvo la inculpabilidad de sus defendidos, solicitando la absolución». Ignoro cuál fue la sentencia, pero el caso es que seis meses después Caracortá volvió a ser denunciado en el Juzgado por riña y escándalo.

A finales de febrero de 1928 fue nuevamente detenido por resistencia y atentado a los policías; y por una noticia aparecida en El Día el 14 de marzo de ese mismo año, nos enteramos de que Caracortá tenía una venta en La Goteta, muy cerca de la falda del Benacantil, pues allí buscó refugio y fue detenido otro delincuente que, poco antes, había apuñalado a otro en la plaza de Alfonso XII, frente al Ayuntamiento.

Y el 29 de septiembre de 1933 Diario de Alicante y El Luchador coinciden en publicar la última noticia que tenemos de nuestro hombre. Por supuesto, se trata de otra riña a navajazos. En esta ocasión Caracortá se peleó en la plaza Hernán Cortés con un hombre más joven que él (28 años), quien le hirió levemente, por lo que debió ser atendido en la Casa de Socorro. En uno de los periódicos se dice que vivía en el Plá de Bon Repós.

Murió a los 65 años. Fue enterrado el 13 de enero de 1947 en el osario general (fosa común) del cementerio de Alicante.

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