La filosofía económica que está marcando Europa con una revolución cultural y económica basada en la austeridad de estos últimos años comienza a dejar clara su postura: Alemania sufre una crisis estupenda, generosa, con una eurozona cada vez más partida en dos. La fractura Norte-Sur se agiganta más. La periferia, siempre denostada, no es una excepción en Europa. Los problemas comienzan a compartirse en Italia y Francia y los recortes, en la vecina Galia, comienzan a ser evidentes, incluso con un Gobierno socialista.

España no es una rara excepción. Todo lo contrario y más con un Gobierno conservador. A poco de las elecciones europeas nos quieren vender unas previsiones más que optimistas, unos datos que aparentan recuperación, puestos de trabajo y, en definitiva, el abandono parcial de la crisis. Los números cantan, nos dicen. Lo que no nos dicen es que hay otros números, siempre tan tozudos y grises como la posible deflación y los enormes riesgos que se asoman alarmantemente en la eurozona. Tampoco nos cuentan, no sé si deliberadamente, los que han tenido que abandonar nuestra España, los miles de jóvenes sin futuro, los otros tantos de miles de inmigrantes que ya abandonan su deseado Edén, y los miles de compatriotas que, hartos de las colas del INEM, dejan ya de contar por cansancio como personal parado. ¡Qué paradojas tiene esto de las estadísticas! Mientras nos venden que el paro baja, la EPA (Estudio de población activa) nos machaca insistentemente en que no bajamos de seis millones de personas en paro. ¿Qué hacemos, a quién tenemos en consideración?

Ahora nos venden, por enésima vez, que el paro bajará en 2015, aunque sea tímidamente, pero desgraciadamente desde Europa nos dicen que no bajaremos del 24% el año próximo, siendo los líderes en paro y nos piden dos años más de extrema austeridad. Con una deuda pública desbocada que superará o rozará el listón del 100% del PIB del año próximo, ¿qué nos quieren vender? El Gobierno de Mariano Rajoy ha sido un absoluto fracaso, una rotunda mentira protegida por una mayoría absoluta que obtuvo prometiendo todo lo contrario que hizo. Los números son muy cabezotas y los propaga Europa, no la oposición. Yo me limito a transcribirlos, ni más ni menos.

La recuperación europea toma cuerpo, pero a tasas muy débiles y sin apenas mejoría en el deprimido mercado laboral. Dentro de esa macedonia confusa que son los pronósticos de Bruselas, la foto fija española es como sigue: una recuperación aún más suave que la del conjunto (1,1% de crecimiento este año, una décima peor que el pronóstico del Gobierno, sin apenas creación de empleo, el paro baja tímidamente pero seguirá en el 24% el año que viene). Lo dicho, seguimos líderes en paro.

La panorámica general europea es algo mejor, pero la media estadística esconde evoluciones divergentes. Positivas en Alemania (la primera economía del euro crecerá el 1,8% este año) y mucho más preocupantes por detrás (Francia y España crecerá en torno al 1%, e Italia apenas el 0,6%). «La recuperación ha tomado cuerpo», asegura el nuevo vicepresidente económico de la Comisión, el estonio Siim Kallas. «Tras haber sido golpeada por una doble recesión desde 2008, hay signos de una reactivación genuina», arranca el informe sin titubeos. Pero se trata de una recuperación deforme: Europa va muy rezagada respecto a Estados Unidos, y sobre todo la mejoría apenas incluye «una mejora tímida del empleo», reconoce el estudio, y lleva asociada una retahíla de riesgo enorme.

El Gobierno español está realizando una política para sacarnos del pozo donde estábamos. Estoy absolutamente seguro de sus pretensiones, la prima de riesgo, ese caballo de batalla al que tanto hemos recurrido para atacar las medidas económicas puestas en escena, ha bajado considerablemente. En un año la bajada ha sido excelentemente escandalosa, el bono español ha tocado un suelo que ya había olvidado, el IVEX 35 ha alcanzado niveles que ya ni recuerdo, pero todo esto, mezclado y agitado en una coctelera, no llega al ciudadano, al pueblo. Sí que llega a las grandes empresas, pero éstas no crean un empleo nuevo, estable y consistente. No, los niveles del paro son sensiblemente más caóticos que cuando gobernaba Zapatero. En estos casi tres años de gobierno popular, el paro ha aumentado en más de 1.200.000 asalariados.

Las PYMES, las verdaderamente pequeñas y familiares nos alimentamos fundamentalmente del mercado interno. Nuestros clientes dependen del ciudadano medio español. No voy a negar una leve e intrascendente mejoría, tan pequeña que apenas es perceptible. Si no crecemos, y llevamos ya varios años en descenso, nunca crearemos nuevo empleo y sin éste, el país no va a avanzar, pese a muchas estadísticas, números y promesas. Uno se ha vuelto tan descreído que ya no regala su confianza a nadie y todos somos conscientes que tenemos ahí, a la vuelta, unas elecciones europeas.