Mucha gente puso La 1 para ver cómo había quedado Antonio tras el despiste sufrido al volante la semana anterior, que devolvió a Cuéntame a los cuatro millones de audiencia con un veinte por ciento de cuota. Sus devaneos con Paz -Ariadna Gil- tienen a los Alcántara con la cabeza en multitud de sitios y, a los seguidores, de allá para acá sin saber hacia dónde los conducirán los guionistas en su afán de intentar que la crónica de nuestra memoria remonte como sea. Pero el televidente se quedó frío al comprobar cómo Cañete y Valenciano tomaron el mando y la realidad se confirma más dura que la ficción puesto que la charreta de los candidatos sitúa la franja en una cuota del 9,5, sin lograr alcanzar ni los dos millones de sufridores, al lado de lo cual el percance padecido por el personaje de la serie se queda efectivamente en nada. A Juanjo Millás, que se encuentra entre los damnificados, le dio todo bastante «grima, al llevarse a cabo un debate tan pastoso, tan enfermizo, tan deprimente...». Por las palabras diría que el capítulo no le gustó aunque, siguiendo sus pronunciamientos habituales, me da que, de lo que no es muy partidario, es de la serie completa que viene realizándose aquí y en Pekín.
La faena de los protas puede que diera cosa pero, a veces, el post resulta más elocuente y ahí Cañete se ha salido y ha clavado el papel: «Es que el debate entre un hombre y una mujer es muy complicado. Si haces un abuso de superioridad intelectual, parece que eres un machista y estás acorralando a una mujer indefensa. A veces es mejor que no sea como soy. Tengo que realizar un esfuerzo de contención y, en ocasiones, llego casi al límite». La verdad es que cuesta entender por qué se dilató tanto su designación. Responderá seguramente al elenco de actores con el que contamos que, como saben, más bestial es difícil que sea.
