Podemos comenzar recordando a nuestros gobernantes la frase del político y escritor estadounidense de origen inglés Thomas Paine. Un hombre brillantísimo del XVIII; un autodidacta que llegó a vender de su libro «Sentido común» más de 500.000 ejemplares. Todo un récord para la época. Pues bien, este político, escritor e intelectual revolucionario, entre otras muchas frases que han quedado para la Historia, acuñó ésta: «El dinero público sólo debe gestionarse con los criterios morales más escrupulosos». Y a la vista está que el Concejal de Eventos, en esta ocasión, no tiene en cuenta la acertada afirmación de Mr. Paine.

Por eso es muy importante que la ciudadanía conozca, sobre este controvertido asunto del Low Festival, algunos puntos fundamentales; como por ejemplo que, al contrario de lo que dice el Sr. Hernández, a los artistas (grupos y solistas), los puede contratar cualquier persona dedicada a la organización y promoción de espectáculos. Con lo cual, y así lo piensan quienes entienden del tema, lo más importante para que este festival musical -se denomine como se quiera- sea un éxito, es el cartel; especialmente su cabecera y, sobre todo, que se celebra en una de las ciudades turísticas más importantes del mundo.

Éste y no otro es el secreto: un buen cartel, en este caso de música indie, rock y pop (predominando el primer estilo); una buena publicidad y Benidorm. A este «sagrado» nombre se le puede añadir el «apellido» que los creativos consideren más elegante y comercial. Pero desde luego «Low» (bajo), por muchas razones, es uno de los peores calificativos que se podían haber buscado. Es más, resta categoría a la ciudad.

Porque lo dicta el sentido común -aunque otros ayuntamientos actúen de manera diferente-, la marca debe ser, sin ningún género de dudas, de propiedad municipal. Por ello, el Sr. alcalde tiene la obligación moral de oponerse radicalmente, en nombre de la ciudad, a que la mercantil Baltimore, S.L. pueda ostentar la titularidad de la nueva marca que acaba de patentar -y es la tercera- con el nombre de «Benidorm Low Festival». El no hacerlo representaría un robo manifiesto al patrimonio inmaterial del pueblo que posee -aunque en estos momentos no se celebre- el «Festival Español de la Canción de Benidorm», más conocido como «Festival de Benidorm».

Y el hecho de que estos señores de Baltimore, S.L. quieran, mediante maniobras arteras, monopolizar la organización del festival, para que solo ellos puedan durante toda la vida promocionar el evento, debería ser motivo suficiente para prescindir de sus servicios; además de por ese afán insaciable de ganar dinero sin contraprestación alguna para el actor principal del programa: Benidorm y sus instalaciones. Y no sólo me refiero al recinto de actuaciones, sino a la ciudad en su conjunto.

Como todo el mundo sabe, nuestra planta hotelera y los campings son inigualables en calidad y precio. Algo también fundamental para el desarrollo de esos conciertos.