La recuperación económica en España va sobre ruedas. No es una afirmación mía, es de la ministra de Empleo, Fátima Báñez. No me gusta cómo se expresa, y no es por su acento, que conserva su gracejo onubense; es porque me resulta demasiado ligera en sus conclusiones para ser miembro del Gobierno. Soy más partidaria del sobrio y serio estilo de De Guindos. ¿Sobre ruedas? ¿Qué tipo de ruedas? Porque no es lo mismo que la economía circule sobre un Audi o un Mercedes, como sucede en Alemania, que sobre un patinete de niño. Báñez no aclara, va sobre ruedas y punto. Palabra de ministra. Ella cree que se le paga para extender una euforia rayana en la histeria. Sin embargo, tiene la mala fortuna de que cada vez que muestra su alegría, hay datos que le contradicen. Sus declaraciones del martes en Elche coincidieron en el tiempo con un informe en el que se destacaba que 10.000 españoles mueren prematuramente al año por pobreza energética y que casi 3.000.000 de niños -uno de cada tres- se encuentran en España en una situación de exclusión social, que es el término políticamente correcto para hacer referencia a quienes no tienen qué comer. Palabra de la ONU. Sólo está peor que nosotros Rumanía. Por eso me disgusta lo dicho por la ministra. No entiendo el porqué está contenta y no tiene en cuenta los millones de atropellados que la crisis dejará en la cuneta, muchos de ellos sin esperanza de futuro, pese a su corta edad. Éstos, y quienes según el Gobierno practican el turismo laboral por el mundo, merecen como mínimo rigor, propuestas y soluciones, no sólo jactancia cuando hay poco de lo que presumir. Este país, desde algunos ámbitos, nos lo presentan como un cuento de hadas, en el que Báñez sería la princesa que no ve más allá de la realidad de su torre de cristal.
