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El palacio de la memoria

En el siglo I a.C. se escribió un increíble libro anónimo titulado Rhetorica ad Herennium que define, de manera precisa y amplia, un procedimiento mnemotécnico que aún hoy en día emplean muchos de los ganadores de los campeonatos mundiales de memorización. Un método que les permite recordar hasta 500 dígitos en apenas 15 minutos.

Como podemos suponer, no se trata de una técnica sencilla, pero sí asequible a cualquier persona dispuesta a dedicarle la práctica y el tiempo necesarios. Consiste en estructurar la mente generando parcelas imaginarias en las cuales almacenar la información que deseamos recordar. Algo similar a un palacio con tantas habitaciones como elijamos. Una construcción simple y amplia, que puede ser parecida a nuestra casa, o a nuestra habitación.

Posteriormente debemos identificar los lugares específicos donde vamos a almacenar los datos, ya sean un número, un nombre o una parte del discurso que nos proponemos exponer. Una vez hecho esto, hemos de memorizar el palacio que acabamos de crear. Si nuestro objetivo es recordar información en un orden determinado, deberemos construir un trayecto a través de las estancias, y aprendérnoslo. Nuestra imagen mental puede incluir colores, tamaños, olores y cualquier otra característica que nos ayude a definirlos.

Hecho esto, podemos colocar una determinada información en cada lugar. Por ejemplo, si lo que tratamos de memorizar es un discurso, las primeras frases pueden estar bajo el felpudo. Pero no es necesario guardar en cada uno de los hitos palabras o números. También podemos situar símbolos que nos evoquen la idea principal.

Ser creativos nos será de gran utilidad. Es decir, si localizamos en nuestro palacio cosas fuera de lo normal (por ejemplo un caballo de cartón en una de las habitaciones), estaremos ligando la información a una emoción y eso la hará más memorable. Si quiero memorizar el número 124 y asocio el uno a una flecha, el dos a un cisne y el cuatro a una vela de barco, seguramente me será más fácil.

Finalmente hemos de recorrer nuestro palacio y realizar búsquedas. Si pretendo recordar el cumpleaños de un amigo, sólo tendré que entrar a una habitación de mi palacio y buscar en el cajón donde hay un lápiz y unas gafas de sol.

El desarrollo de esta capacidad mental puede aportarnos múltiples beneficios, además de retrasar considerablemente el deterioro intelectual. Conservemos, por tanto, aquello que deseamos guardar en nuestro luminoso y confortable palacio interior.

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