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Las dudas asaltan al Madrid en las jornadas más decisivas

Días decisivos para el Real Madrid y no menos para su técnico y alguno de sus jugadores. Los blancos, aunque llegan vivos a la disputa de los tres títulos, no ofrecen buenas sensaciones, sobre todo cuando se enfrentan a equipos de nivel; entonces, quedan muy a la vista las grietas de un sistema y de una preparación que suponen que el equipo está lejos de ofrecer la imagen poderosa que el presidente y Ancelotti se fijaron como objetivo a principios de temporada. Muchas dudas por resolver precisamente cuando llegan las jornadas más decisivas.

El Madrid luce ante los equipos débiles, como le ocurrió el sábado ante el Almería -también tiene su mérito, porque no todos lo hacen, hay a quienes se les atragantan hasta los que van por debajo, véase el ejemplo del Barcelona en Granada-, y tiembla cuando el contrario le aprieta y se va a por él. La mejoría en este aspecto con respecto a los tiempos de Mourinho, cuando el equipo no tenía soluciones ante un enemigo que se le cerraba, es nula o en el mejor de los casos muy limitada.

El último partido de la Liga de Campeones fue de lo más revelador. En Dortmund se vio al Madrid apocado de sus peores días, a merced durante todo un tiempo del adversario y en el filo de la navaja cuando menos hasta el último instante, y menos mal que llegaba con una ventaja de tres goles. Ante el Borussia quedó retratado Illarramendi, totalmente desbordado por el ímpetu germano. Al vasco le queda mucho para ser el nuevo Xabi Alonso. Puede que llegue a serlo, pero el gran problema que se le puede presentar como irresoluble es que no tenga tiempo. En los grandes clubes tienes que imponerte desde el principio porque no hay proceso de maduración que valga. La exigencia es inmediata. Caso parecido es el de Isco. Estupendas cualidades técnicas figuran en el bagaje del malagueño, pero no sólo de técnica vive el futbolista, que también necesita poderío, presencia física y trabajo defensivo y aquí es donde Isco se queda muy corto.

Ancelotti tardó poco en verlo claro, tanto lo de Illarramendi como de Isco, de ahí que jueguen con cuentagotas, o cuando no tiene otro remedio, por bajas. Para el sistema que quiere, con sólo tres jugadores en el centro del campo necesita jugadores de mucha pegada, versátiles, poderosos físicamente, estimables técnicamente. Ni Illarramendi ni Isco son de este patrón. Tienen algunas de esas cualidades, pero les faltan otras, empezando quizás por la ausencia de una mentalidad a prueba de bombas.

Pero Ancelotti se la juega por su parte ante un Florentino Pérez -no se olvide, el hombre que se empeñó en fichar al vasco y al andaluz- que quiere éxitos ya, y que está convencido de que ha puesto a disposición del italiano un equipo con los mimbres necesarios para conseguir títulos, por mucho que el técnico diga que las cosas irían mejor con más jugadores del tipo del lesionado Khedira. Una temporada en blanco podría resultarle fatal al italiano, que lógicamente también está sometido a la implacable ley de los resultados en el fútbol.

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