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Charles Bovary contra la violencia de género

No sé si se habrán enterado, pero en 2014 en España el terrorismo machista asesina a una mujer cada cuatro días. En estos pocos días de abril la macabra estadística se confirma. Y los pocos mensajes que provienen del Gobierno se centran en la insistencia a las mujeres para que denuncien, como si fuera tan fácil. Hace unos días la Asociación Unificada de Guardias Civiles denunciaba que el 95% de los casos de violencia de género son atendidos por agentes que no tienen preparación para ello. En informes del Consejo General del Poder Judicial consta que más del 12% de las que se atreven a denunciar renuncian a continuar con el procedimiento ¿Sabían que este dato sólo comienza a incluirse en los boletines estadísticos judiciales a partir de 2007? Algo más del 30% de las mujeres que denuncian solicitan órdenes de protección (si es que tienen la suerte de tener asesoramiento), pero éstas se deniegan en el 40% de los casos ¿Sabían que este dato sólo comienza a recopilarse desde 2008? Los sobreseimientos judiciales y absoluciones se incrementaron en un 64% entre 2006 y 2011 y en 2013 casi la mitad de las sentencias dictadas en el ámbito penal fueron absolutorias, casi siempre por falta de pruebas ¿Cómo se puede probar lo que acontece en la intimidad del domicilio? Ello requiere de los operadores jurídicos una especial diligencia en la investigación que difícilmente se puede llevar a cabo si los mismos carecen de formación específica.

La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género estableció la creación de unos juzgados «especializados», los Juzgados de Violencia sobre la Mujer (JVM), atribuyéndoles la competencia para conocer de estos casos. Pero hasta 2010 la especialización de los JVM no exigía, a diferencia de lo que ocurre con otras materias (social, mercantil, menores, etc), una formación obligatoria (que se realiza con un curso on line). A las y los fiscales ni siquiera se les exige esta formación ¿Sabían ésto?

En la famosa novela de Flaubert, Madame Bovary, Charles, el marido de ésta que es un modesto médico de pueblo, lleva a cabo sin formación alguna para ello un experimento médico para curar del pie equino que le producía una acusada cojera a Hippolyte, un mozo cuadra. El resultado no pudo ser más desastroso, pues el mozo acabó con la pierna amputada. Este episodio acude a mi mente inevitablemente cuando pienso en la cantidad de Charles Bovary a quienes se les confía la protección frente a la violencia de género y, por su falta de formación específica, no hacen más que agravarla. No podemos seguir así ni un minuto más.

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