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Día mundial del autismo

Me llamo Marcos, tengo 10 años y soy autista. Bueno, no me gusta mucho decir que soy autista, porque también soy niño, soy risueño y tengo mi propia personalidad. Prefiero, más bien, decir que tengo autismo. Como yo no sé escribir todavía, he pedido que una persona muy importante en mi vida lo haga por mí. Hoy estoy un poco más contento que de costumbre porque es el día de las personas que son como yo. Hace ya 8 años que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó que el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo se celebrara el 2 de abril. A decir verdad, me gustaría que llegara el momento en el que ya no se tuviese que celebrar este día, porque ya no sea noticia, al igual que no hay un Día Internacional de los Miopes, que yo sepa.

La verdad es que no sé muy bien por qué nací con autismo, yo no entiendo de estas cosas, y los que saben tampoco tienen respuestas claras. Quizá tenga alguna parte de mis células un poco diferente, quizá los caminitos que unen mis neuronas no funcionen del todo bien, o tal vez lo que circula por esos caminitos no lo haga de forma ordenada. Algunos investigadores creen que las personas como yo tenemos estropeadas las neuronas espejo, esas que se encargan de la empatía. Otros dicen que es posible que haya unos determinados genes responsables de lo que me sucede. Fíjate, de lo último que me he enterado es que hay unos señores muy listos que están investigando el exoma humano y han identificado un gen que se llama YWHAZ. Parece ser que este gen puede que tenga mucho que decir sobre el origen genético de lo que me pasa aunque, como buen autista, voy a ser reservado y prudente con lo desconocido, y esperaré con la paciencia que casi nunca tengo. A veces me pregunto por qué los científicos les ponen esos nombres tan raros a las cosas que descubren; debe ser para que los demás piensen que es algo muy importante.

Debido a mis características especiales, mi manera de ver las cosas es un tanto peculiar. No es que mi mundo sea diferente al tuyo, sino que mi forma de entenderlo es algo distinta. Mi vida, a nivel cotidiano, se presenta como una realidad que yo interpreto a mi manera, igual que haces tú. Aunque en ocasiones es muy similar a la tuya, hay momentos en los que se pone en marcha mi mirada autística, y claro, veo las cosas de otra manera. De vez en cuando, tengo alguna rabieta y ni yo mismo sé por qué me enfado y, créeme, yo también lo paso mal, al igual que tú. Piensa que toda conducta, en el fondo es una forma de comunicación y como no lo puedo contar con palabras, en ese instante te estoy diciendo que hay algo en el entorno que no me gusta. Me gustaría mucho que hicieses un esfuerzo para intentar comprender lo que me pasa en ese momento y la causa que lo produce, ya que así podrás prevenir algunas situaciones difíciles.

Si piensas un momento, seguro que entiendes que, para las personas que tenemos autismo, el mundo resulta a veces muy complicado: ruidos, luces, gente en constante movimiento y situaciones en permanente cambio, son para ti elementos cotidianos. Demasiados estímulos que tú procesas con normalidad, la mayoría de ocasiones, pero que en mi caso resultan muchas veces incómodos. A mí, me resulta muy costoso prestar atención y procesar de manera ordenada los estímulos habituales. Creo que esto me pasa, entre otras cosas, porque, como me gusta tanto el detalle, recibo más información de la que puedo asimilar y eso me suele poner un poco nervioso.

Debido a que el lenguaje me resulta muy complejo, me gusta mucho más orientarme y entender todo lo que me rodea de forma visual. Por eso, si me hablas muy deprisa, no llego a entender lo que me quieres decir. Hazlo despacio y repite varias veces lo que quieras enseñarme. Las imágenes y dibujos me gustan mucho, por eso si quieres que aprenda y comprenda mejor las cosas, úsalas siempre que puedas. La mayoría de personas con autismo tenemos una mayor capacidad de procesar la información visual que las personas consideradas normales y somos muy buenos en detectar detalles que suelen pasar desapercibidos en los demás. De hecho, mi modelo de pensamiento suele ir de las cuestiones particulares a las generales, en un proceso que no sigue una lógica determinada. Por eso me cuesta tanto hacerme una idea general de las cosas y relacionarlas de manera conjunta; lo mío es el detalle. Soy capaz de fijarme en cosas que tú ni has visto, pero que para mí son muy importantes. Aprovecha esta cualidad para relacionarte conmigo y te darás cuenta que a mí también me gusta que me sonrías y me abraces si lo haces despacio y sin agobiarme.

Me llamo Marcos, tengo 10 años, soy autista y, pese a ello o quizá por ello, soy un niño feliz.

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