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Un aire fresco

No me considero una persona defensora de cuotas sino de capacidades. Tampoco una feminista radical de las que endiosa a la mujer y desvalora al hombre. Considero que todos somos iguales sin distinción, hombres o mujeres. Cualquiera podría optar a un puesto de trabajo, con la única precisión de que sea para aquel que esté más cualificado para desempeñarlo. A día de hoy ya es un hecho el creciente protagonismo del papel de las mujeres en la sociedad. Desde los centros educativos hasta la formación más avanzada ya está implantada la igualdad de oportunidades. No obstante queda camino por recorrer, todavía existen las desigualdades en el mercado de trabajo. Por ello es momento de que nos unamos todas las mujeres: la unión hace la fuerza. Sobre todo en momentos difíciles que tiñen el horizonte del futuro en tonos grises con tanta crisis y agobios para salir adelante. Estamos en casa y no hacemos más que quejarnos: que si los recortes, que si el paro, que si no hay trabajo, que si no esto, que si no lo otro. Salimos a la calle a protestar contra las instituciones públicas y contra el Gobierno, sin ser conscientes que con esta actitud nos estamos haciendo, a veces, más cómodas y que luchamos menos por nuestra persona. Nos sublevamos con huelgas o con pensamientos varios pero ninguno positivo. Nos resignamos sin tener un mínimo de amor por nosotras porque no somos conscientes de que con esta actitud, pensar en negativo, llevamos a nuestro cerebro al encefalograma plano al centrarnos en lo que tememos en vez de en lo que queremos hacer, que es el pensamiento positivo que nos llevaría a adquirir nuevas posibilidades de triunfo.

Es momento de despertar. Es necesario empezar a volar, a despegar rumbo al éxito. ¿Imposible? Todo lo contrario, es cuestión de cambiar de actitud. Iniciemos un proceso de autodescubrimiento. Empecemos buscando las alas que encontraremos cuando seamos capaces de entendernos tocando nuestra propia realidad, la que nos muestra el miedo, la angustia o el sufrimiento que generamos en nuestro propio ser. El miedo es un elemento que podemos vencer porque cada cual genera su propio miedo. El miedo hace que nos veamos incapaces de conseguir nuestros objetivos, pero si despertamos nuestra conciencia, la que tenemos dormida, nos sorprenderemos al descubrir las capacidades que atesoramos y alejaremos los estados depresivos. Al apartar ese miedo ganamos la confianza que nos impulsa a dar pasos adelante con la seguridad de que vamos a hacerlo bien, mejor, genial.

Nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra naturaleza son una fuente de energía, serenidad, sabiduría. Es tan sencillo como hacer un pequeño paréntesis, detenernos por un momento, darnos un tiempo para reflexionar, analizar, ver lo que hay a nuestro alrededor. Detenernos en el tiempo, nos permite deliberar ver mas allá de lo conocido, porque si nos ceñimos a lo ya sabido estamos cerrándonos puertas. Descubrir esto nos ayudará a ser dueñas de nosotras mismas y estaremos preparadas para hallar respuestas a preguntas del siguiente tenor: ¿Qué puedo ofrecer al mercado? ¿Qué pide el mercado? ¿Qué demanda la sociedad? Como dijo Einstein: «La clave no es encontrar la respuesta a viejas preguntas, sino hacernos nuevas preguntas, aquellas que nunca habíamos formulado.

Somos perfectas como mujeres, como personas, como empresarias, no tenemos necesidad de ser ni de sentirnos diferentes porque lo único que debemos descubrir es nuestro gran potencial, nuestras infinitas posibilidades, es decir, la mujer fascinante y emprendedora que habita dentro de cada una de nosotras. Esa es la mujer que logra su libertad, el éxito.

El cuerpo sigue a la mente, la mente de la mujer que está despertando dentro de tu ser, déjala explorar en campos en que nunca lo habías hecho con anterioridad porque te ayudará a descubrir un nuevo mundo de posibilidades. Hay algo importante que no podemos olvidar. El poder de las palabras. Os sorprenderá el resultado, pero es una realidad el hecho de que las palabras no se las lleva el viento. Si hablas sobre tu persona y tus proyectos en positivo, sentirás cómo todo funciona y vuelas alto, pero como hables en negativo, te estás anulando a ti misma y haciendo que sean papel mojado tus proyectos.

Dejemos a un lado las emociones y actuemos según las elecciones, planes o empresas para que salga esa mujer emprendedora, sólo entonces actuamos siendo libres dando rienda suelta a la creatividad. Unas irán solas como autónomas, otras constituirán empresas o quizá podrán unirse en cooperativas para paliar el poco apoyo de los bancos -gran asignatura pendiente el apoyo público o gubernativo, pero paralítico-. Todas estaremos unidas porque, queridas mujeres, somos capaces de trabajar y de generar empleo. Vamos a generar empleo.

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