os JJ OO de Londres 2012 han sido llamados los de «las Mujeres». La participación de mujeres deportistas ha sido la más alta en el olimpismo: el 45%, frente al 25% en Barcelona 1992. Salvo tres delegaciones nacionales, todas contaron con participación femenina. Un notable incremento si tenemos en cuenta que en los JJ OO de Barcelona 34 equipos sólo contaron con deportistas masculinos. Pero los pasados JJ OO han supuesto más que una cuota. Como en cualquier ámbito de la vida, la contribución de las mujeres (y hombres) se examina a partir de los logros deportivos y aquí su éxito es incuestionable: de las 17 medallas que obtuvo la delegación española, 11 las obtuvieron deportistas en la modalidad femenina.
Este avance, el de las mujeres deportistas, adquiere mayor valor si se considera que continúan entrenando como los hombres, con sistemas y métodos de entrenamiento basados en principios fisiológicos masculinos. En 2010, sólo el 18% de la investigación publicada en las revistas de rendimiento deportivo de mayor prestigio científico recogía a las mujeres deportistas como objeto de interés científico o las incluía en sus muestras de estudio.
La celebración de los JJ OO de Londres 2012 ejemplifica el avance en la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito deportivo. Sin embargo, su celebración puso en evidencia la persistencia de prácticas discriminatorias y sexistas, también, en el deporte, señalando los retos a batir en el ámbito de las percepciones y estereotipos de género. El debut del boxeo femenino en los JJ OO de Londres vino precedido de la polémica ya que, inicialmente, la Asociación Americana de Boxeo Amateur planteó que las boxeadoras participaran con mini-faldas.
En 2014, el equipo de Fútbol Sala Femenino de la Universidad de Alicante recoge el premio igUAldad. En apenas unas décadas se han situado en la élite del deporte femenino sin renunciar a la promoción de la igualdad en el deporte. Son sus jugadoras las que han creado y mantienen la Escuela de Fútbol Sala femenino de la UA, actividad dirigida a niñas entre 6 y 16 años. Sin duda, la mejor «escuela» para romper estereotipos y prejuicios; la mejor «escuela» para sensibilizar y revertir situaciones de discriminación; la mejor «escuela» para seguir batiendo récords por y para las mujeres.
