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Altamira, pasión Hispanoamericana

Desde 1901 a 1905 Hispanus fue el pseudónimo del alicantino Rafael Altamira en la revista madrileña La España Moderna. Allí cubría, invitado por el director Lázaro Galdiano, la sección Lecturas americanas, donde reseñaba libros publicados al otro lado del Atlántico. Esta sección acaba de recogerse en una publicación de la editorial Analecta y la Fundación Lázaro Galdiano, con introducción del mejicano Fernando Serrano Migallón.

Por entonces Altamira sólo había editado un libro americanista -Cuestiones hispano-americanas en 1900-, pero se sentía volcado en esta línea de pensamiento que pretendía reconciliar con España unos países distanciados tras sus respectivos procesos de independencia en el siglo XIX. Cuando aceptó la invitación de Galdiano, estaban pues por venir sus libros americanistas más ambiciosos -España en América (1908), Mi viaje a América (1911), España y el programa americanista (1917), La política de España en América (1921), La huella de España en América (1924) y Últimos escritos americanistas (1929)- con los que construyó una teoría que convocaba a la acción hispanoamericana. Si su propuesta partía de una colaboración académica y cultural entre intelectuales e instituciones de los dos continentes, con los años se convencería de que era imprescindible además el compromiso de la política exterior española.

La incorporación a esta corriente por parte del alicantino -catedrático de Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo y titular, después, de la cátedra de Historia de las Instituciones civiles y políticas de América en la Universidad de Madrid- tenía un punto de origen: su presencia en el Congreso pedagógico hispano-portugués-americano celebrado en Madrid en 1892, el año del IV Centenario del descubrimiento de América. Él mismo llegaría a decir que aquel fue su «bautismo» en el movimiento. La influencia de Rafael María de Labra, que presidió el Congreso y lo clausuró con una llamada al entendimiento iberoamericano, resultó ser decisiva para que un Altamira de veintiséis años entrara entonces -así lo expresaba más tarde- «en una nueva religión».

Aunque el acceso a revistas históricas es hoy viable a través de las hemerotecas digitales de internet -La España Moderna, sin ir más lejos, está disponible en la web de la Biblioteca Nacional-, la edición en libro de sus Lecturas americanas facilita aún más su consulta y es como si cerrara el círculo de este capítulo en la obra de Altamira. De hecho, hace unos años un equipo de investigación de la Universidad de Alicante formado por Enrique Rubio, Eva Mª Valero, Mª Ángeles Ayala y Rocío Charques emprendió la tarea de censar toda la producción periodística de Altamira, catalogando las colaboraciones de la mentada sección, mientras que Mª Ángeles Ayala en concreto ha investigado recientemente la relación de Altamira con Lázaro Galdiano.

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