Pues sí. El otro día, circunstancias de la vida, íbamos tan relajados viajando en tren (hoy se tarda menos en ir a Madrid en tren que en coche, incluso es más económico y nos ocupa menos tiempo que en avión) cuando ¡oh, sorpresa! nos encontramos con un compañero de vagón, excepcionalmente, leyendo un libro el cual, nada menos, estaba editado en hojas de papel. Mientras, otros muchos viajeros, de todas las edades, los encontramos leyendo en su tablet, otros en iPad, los más con su móvil dale que te pego recibiendo y enviando «whatsApp´s», leyendo correos o la Prensa, mandando mensajes y lo que se tercie. Es decir, lo anormal era ver al viajero colindante, nada menos que leyendo un libro con sus caracteres impresos en papel. Fueron los chinos allá por el año 500 los primeros impresores. Ya, más cerca en el tiempo, fue el orfebre alemán Johannes Gutenberg, año 1454, a quien se le otorga el mérito de la primera imprenta al uso de tipos móviles. Ahí es nada 560 años «nos contemplan». Y sigue

Oído en los mentideros de la Gran Ciudad: «Los culpables del temporalazo que está asolando la península y el archipiélago canario -sólo se salva la privilegiada, climatológicamente hablando, comarca de la Vega Baja- son Mariano y «mindangarín», disculpen, Urdangarín. Los hay malintencionados. Vamos, cargarle el mochuelo a estos dos, con lo sacrificados que se les ve. Bueno, por el hecho de que estos figuras sean responsables de multitud de desaguisados no hay porque ensañarse con ellos hasta el punto de responsabilizarlos de las inclemencias climatológicas -«y algunas otras cosas» como diría Mariano-. Eso, es pasarse.

Leído hasta la saciedad: La infanta «confiaba» en su marido. Dice bien, «confiaba»; es decir, ya no confía€ Por lo demás, infanta, no hay por qué preocuparse, ahí tiene a uno de los padres de la Constitución, un tal Roca Junyent, actual «consejero externo independiente» en Endesa (vaya con la manía de las eléctricas en dar cobijo a viejas glorias) que manejará -presuntamente- los hilos para que salga indemne de los manejos e irregularidades del balonmanista. Nuestro temor: que pueda salpicar a Paco y Rita.

Sin desperdicio. Polonia vive estos días apesadumbrada por los supuestos amoríos de su expresidente, el general Jaruzelski de 92 años, postrado en cama. Su mujer ha pillado a la enfermera que lo cuida hurgando: "con la cabeza bajo las sábanas de la cama». Lo que hizo despertar a la esposa la sospecha de algo raro. Evidente, la enfermera ha perdido la cabeza por el exdictador y este en justa reciprocidad le ha entregado algo. No se sabe qué. De lo que buscaría -infructuosamente- la enfermera ensabanada con tanto ahínco vaya usted a saber. Tal vez los pañales, qué otra cosa sino€ Por todo ello, la esposa de 84 años está tramitando el divorcio.

En el capítulo de realidades nos encontramos a Lola Cospedal, la que se pregunta si su marido, «el señor» López del Hierro, «no puede trabajar en nada». Como usted dice, en «nada» -mejor preposición «por-para»-. Precisamente por hacer «nada» en Liberbank -entidad bancaria que recibe dinero público- el «señor del Hierro» -como lo califica su esposa- cobra la friolera de 7.000 euros al mes. Vaya firma el tal «señor» López. Actualmente figura en varios consejos de administración a la vez asesora a bancos y empresas: Liberbank, Itínere, Iberinco, Iberdrola Inmobiliaria€ De tonto no tiene un pelo.

Mientras, la agricultura sigue siendo el burro de los palos: «Asaja pide al Gobierno que aumente la vigilancia contra las plagas de Sudáfrica». «No pedimos barreras comerciales, exigimos protección fitosanitaria efectiva». ¿Pero cómo todavía estamos así? ¿Todavía denunciando que se ataje de una vez el asedio de plagas? Con lo fácil que sería vigilar y en su caso prohibir la importación de productos que no reúnan las condiciones fitosanitarias a exigidas por la Unión Europea. Con el costo que supone al citricultor intentar atajar tanta plaga como les llega de países terceros. Y no hay manera€

Por si acaso: «No hay otra receta del éxito que el trabajo bien hecho».