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Almudena, Armengola 2014

Tenemos Armengola y esta vez, permítanme ustedes que me incline en una ligera reverencia y toque con la punta de mis dedos, el ala de ese hipotético sombrero que calaban los caballeros en el siglo XIX. Joven, guapa, con una dulce y atrevida sonrisa, oriolana de nacimiento y para más detalles, rabalochera como ella sola, descendiente de familia rabalochera y domiciliada en la calle de Abajo.... ¿Se puede ser más completa?.

Lógicamente, por mi condición de patria chica y por convicción, me han dado en todo lo alto y felicito a la Junta Central por el nombramiento, claro está, sin menospreciar a las armengolas que ya dieron el tipo en las anteriores ediciones, cual de todas ellas más digna para llevar el cargo.

Almudena, vas a tener el privilegio de representar a esa heroína, histórica o legendaria, lo mismo da, pero aceptada como símbolo inequívoco por todos los oriolanos que se precian de serlo. Serás la mujer de Orihuela, de nuestra Orcelis querida, de aquella legendaria Oryula y en definitiva de este pedacito de Jerusalem del que nuestro poeta insigne dijo tantas veces: «Alto soy de mirar a las palmeras». Porque tú, delante de todos y ocupando el primer lugar, te cimbrearás enhiesta como esa palmera diciendo para tus adentros: «¡Aquí estoy oriolanos! ¡aquí me tenéis de nuevo!...» y lucirás tu sonrisa de niña mujer y llevarás erguida la barbilla en señal de orgullo, por ser lo que en esos momentos representas.

Almudena, siente en lo más profundo de tu corazón, la alegría de todo tu pueblo, de tu Rabaloche, esa condición que algunos llevamos prendida en nuestra piel y que no queremos desprendernos de ella, como si de un tatuaje se tratara. Mira bien alto a todas las gentes porque desde este momento has pasado a formar parte de la gloriosa historia de nuestro pueblo y regala tu sonrisa a quienes te aplaudan y a quienes no lo hagan también, porque estoy seguro que serán muchos los que tengan ocupadas sus manos secando alguna lágrima, de esas que se escapan, de las que más se sienten en el corazón.

Almudena, piensa que desde este instante, tu condición de festera ha alcanzado la cota máxima que se puede desear y que, precisamente por ello, te has de distinguir por la humildad y el sentido de buena vecindad que siempre nos ha caracterizado a todos los rabalocheros. Yo sé que estamos pasando una época difícil y que muchas veces se nos rompe el corazón cuando vamos a nuestro barrio de aquella feliz infancia que muchos vivimos. Pero todo ello debes almacenarlo en la memoria de los sentidos, esa que nunca nos traiciona y que nos hace sentirnos mejor cada día recordando nuestro pasado.

Querida muchacha, querida oriolana, querida rabalochera, sólo me conformo con que, en aquellos momentos que te sientas cansada, que pienses que te pueden abandonar las fuerzas, recuerdes el hecho de aquella gran mujer, realidad o ficción, pero símbolo de Orihuela y como tú... rabalochera hasta la médula.

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