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Austeridad o burbuja

Andan nuestras autoridades contentas con «el fin de la crisis» (Rajoy afirmaba ufano, hace días, que están creciendo los afiliados a la Seguridad Social por primera vez en seis años). En términos macroeconómicos, puede que estén en lo cierto. La clave es saber si se mantendrán las bases para un crecimiento duradero y robusto.

En el sector privado, se han hecho los deberes: familias y empresas se han desendeudado durante los últimos seis años (hasta el punto de bajar la deuda en 228.000 millones de euros), pero ha sucedido lo contrario en el sector público (con un aumento de 580.000 millones). Como consecuencia, la deuda total es ahora superior en 350.000 millones a la registrada al inicio de la crisis.

Si combinamos estos datos, con: crecimiento bajo, paro alto (26%) y subempleo creciente (es decir, la cantidad de personas que querrían trabajar más horas y no pueden hacerlo), descenso del crédito privado y consumo débil, los riesgos de caer en una espiral deflacionista (caída generalizada y continua de los precios) se acentúan. Para resolverlo, apuntan bastantes economistas? hay que disminuir el excesivo endeudamiento. Y así estamos, bajo presión de Alemania y el BCE, para que se hagan las reformas necesarias que garanticen una economía más competitiva.

La opción contraria es la aplicada en EE UU, Reino Unido o Japón, con: masiva impresión monetaria, flujo de dinero dirigido a la construcción y aumento del consumo? pero los salarios no suben, las exportaciones y las inversiones empeoran y la deuda aumenta: es decir, nuestra película antes de 2007. Si fuera por nuestros políticos y buena parte de la opinión pública optaríamos por ello, como los adictos a la droga. Pero, mientras estemos en el euro, los médicos Draghi y Merkel continuarán con nuestra desintoxicación.

Cómo lo ven. The Economist se hacía eco de las afirmaciones de Bernardette Chirac, esposa del expresidente galo Jacques Chirac, en el sentido de que su sucesor en la presidencia, Nicolas Sarkozy, se muestra dispuesto a competir en las presidenciales de 2017. El retiro de la vida pública, durante los últimos años, le ha beneficiado: su popularidad se encuentra entre las más altas del país (igualado con el actual ministro del Interior, el socialista Manuel Valls). Tiempo habrá para saber si se confirman las predicciones.

Fortune daba cuenta de una de las pocas historias de éxito desde que empezó la denominada primavera árabe, en distintos países del norte de África: la de la república tunecina. En medio de dificultades económicas y de una alta tensión política, el país ha sido capaz de aprobar una Constitución progresista (en la que se protegen los derechos de las mujeres y donde se alcanza un cierto equilibrio entre el peso de la religión en la sociedad y el secularismo).

Cómo nos ven. BBC News desarrollaba un amplio reportaje sobre Ada Colau, la activista que lidera el movimiento contra los desahucios en España, a través de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Dicha organización, con cinco años de funcionamiento, se ha convertido en el principal apoyo de las personas que han de enfrentarse a un embargo hipotecario a partir de las «draconianas» leyes españolas, que obligan a pagar la deuda incluso después de perder la vivienda.

The New York Times se fijaba en el debate sobre el cambio de horarios que parece instalarse en la sociedad española. Hasta hora, era habitual que se empezara a cenar a las 10 (cuando en países europeos se van a dormir) o que haya una cuarta parte de la audiencia mirando la TV entre las 12 de la noche y la 1 de la madrugada. A raíz de las recomendaciones de una comisión parlamentaria, aconsejando un horario laboral de 9 de la mañana a 5 de la tarde, habrá que ver si se impone la racionalidad continental.

Qué se cuece. Bloomberg resaltaba que uno de los hombres más ricos del mundo y actual accionista de The New York Times, Carlos Slim, pretende aumentar su participación en la «vieja dama gris» desde el 8% hasta el 18%, según fuentes conocedoras del asunto (aunque Slim y el propio periódico declinaron hacer comentarios al respecto). Pese a este aumento en el accionariado, la familia Ochs-Sulzberger seguiría teniendo la mayoría de control.

ABC señalaba el aumento del número de personas que cobran por subir vídeos a la red social YouTube, a partir de acuerdos (secretos) con el propietario de dicha red, Google (que paga comisiones por las visitas de los usuarios a cada canal). De hecho, los más veteranos en esta práctica han aprovechado su creciente visibilidad para dar el salto a la televisión o para asociarse con marcas (caso de Patry Jordan, una catalana aficionada a la peluquería que ya ha firmado como asesora de una marca de cosméticos francesa).

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