El dato de las exportaciones alicantinas del pasado año viene a insuflar nuevos ánimos a los sectores económicos de la provincia. Un crecimiento superior al 11% en 2013, muy por encima de los guarismos nacionales, supone un nuevo récord absoluto y pone sobre la mesa la pujanza de los sectores productivos, convertidos, conjuntamente con el turismo, en el motor de la recuperación económica. Los más de mil millones de euros facturados por las ventas del calzado en el exterior representan todo un hito comercial basado en la innovación, el diseño y el prestigio de sus marcas. Junto a los millones de pares vendidos, las exportaciones hortofrutícolas, con cifras más que considerables, muestran cómo la agricultura alicantina tiene un futuro halagüeño por delante, al igual que otros sectores tradicionales, como el juguete o el mármol, que van dejando atrás las caídas de los últimos ejercicios. Pero no deberíamos echar las campanas al vuelo por esos números que invitan al optimismo, y estar muy atentos porque los principales mercados foráneos se reparten entre Francia, Alemania, Italia y Portugal. Nuestros vecinos lusos están soportando una crisis más dura aún si cabe que la nuestra. La incertidumbre de la situación política en Italia, siendo una constante a lo largo de los últimos años, se ha visto intensificada, todavía algo más, a lo largo de los últimos días con la caída y sustitución del Gobierno, mientras que en Francia, empiezan a salir a la luz indicadores que pueden estar advirtiéndonos de futuras complicaciones. Por eso deberíamos seguir muy de cerca la evolución de las ventas en los países vecinos por si nos tuviéramos que anticipar a sus problemas e ir en busca de nuevos mercados, al menos hasta que la recuperación del consumo interno sea una realidad. Porque de momento la salida sigue estando en el exterior.
