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No van a poder con nosotras

Supongo que recordarán el «incidente» que sufrí en el Congreso de los Diputados a mediados de octubre al querer acceder a la tribuna de invitados y que conté en este espacio el domingo de esa misma semana (INFORMACIÓN, 20/X/2013). Lejos de reconocer la inadmisible extralimitación de la Policía, que supuso una vulneración de mi dignidad y mis derechos fundamentales, la máxima autoridad de la Cámara, es decir, el presidente del Congreso, avaló su versión, dejándome por mentirosa, ¡como si una fuera capaz de inventarse tan rocambolesca historia! Y ya me dirán en qué me beneficiaba eso. Fue una experiencia humillante y no valen las disculpas que, en privado y por teléfono, se intentaron desde la Presidencia del Congreso cuando el asunto trascendió a la opinión pública. Por eso me decidí a ejercer el derecho de petición (reconocido en el art. 29 de la Constitución) ante el Congreso, solicitando la documentación que dejaría en evidencia tanto a la Policía como a quien avaló su versión.

Pues bien, esta semana me han notificado el acuerdo de la Comisión de Peticiones del Congreso de los Diputados por el que remiten a la Secretaría General de la citada Cámara el escrito que les dirigí a fin de que me facilite los documentos que solicité para demostrar la veracidad de mi versión. Casualidad que haya sido en la misma semana en que las diputadas y los diputados del PP votaron como un solo hombre (o como un solo Gallardón) en contra de la proposición no de ley del grupo parlamentario socialista que solicitaba al Gobierno la retirada del anteproyecto de ley que pretende derogar la vigente Ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo. Lo que ya no es casualidad es que Purificación Causapié, la secretaria de Igualdad del PSOE, tuviera problemas en el acceso a la tribuna de invitados del Congreso para asistir a ese debate por un incidente que protagonizó (¡en torno al año 2000!) como dirigente de una organización feminista. Como tampoco es casualidad que quince mujeres feministas invitadas a dicha tribuna el mismo día estuvieran bajo la vigilancia de seis policías mientras miembros del movimiento antielección «Derecho a Vivir» (que se autodenominan «provida» y actúan violentamente en las puertas de las clínicas) ocupaban también la tribuna sin ser sometidos a dicha vigilancia.

Eso me ratifica en lo que pensé entonces: las feministas somos peligrosas. Sí, lo somos para la ideología de que hace gala el PP, donde las mujeres jalean, vitorean y aplauden su propia sumisión. Por eso pretenden humillarnos, con palabras (calificándonos de «feminismo rancio», como hizo la diputada Torrado) y hechos como el que les he relatado. Pero no van a poder con nosotras.

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