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Juan R. Gil

Todos ganan y todos pierden en la basura

El conflicto laboral más extraño de la historia de Alicante, de cuyos porqués últimos tardaremos en enterarnos, puede acabar hoy si los trabajadores de la contrata de la recogida de residuos y la limpieza urbana de Alicante dan el visto bueno al nuevo preacuerdo alcanzado con la concesionaria y ponen fin con ello a la huelga. En casos así, la costumbre es ver quién ha ganado y quién ha perdido. Pero aquí es difícil, porque una cosa es el pan de hoy y otra el hambre de mañana. En términos económicos y laborales, si este preacuerdo se aprueba, los trabajadores pueden decir claramente que han salido triunfadores. La empresa ha cedido mucho más de lo que al principio se anunciaba. Pero en términos de futuro, la concesionaria al menos ha «salvado» su imagen -desde luego, no se le puede acusar de practicar un capitalismo salvaje-, mientras no sé si a los empleados les interesaba que se conocieran en la ciudad de la manera en que se ha hecho las condiciones en que se encuentran. El Ayuntamiento ha logrado acabar dando sensación de fortaleza, pese al compadreo inicial, aunque para ello haya tenido que bordear, si no infringir, la ley. Y los sindicatos han acabado reivindicándose -menos mal que estaban-, pero tendrán que revisar cómo entran en conflictos así, porque éste llegó a desbordarles. En fin, haya paz, que demasiado castigo llevan ya los vecinos.

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