Hay decisiones de las que depende toda una vida. Elegir los estudios que definirán nuestra profesión futura, elegir la pareja con la que compartiremos nuestras más preciosas experiencias, decidir si vamos a ser padres, si vamos a trasladarnos de ciudad o de país en busca de oportunidades?

Obviamente se trata de una gran responsabilidad no exenta de confusión debido a las diferentes opciones que podamos barajar. ¿Cuál la decisión correcta? ¿Es preferible escuchar a nuestra parte racional, fría y calculadora? ¿Sería mejor actuar impulsivamente en base a lo que nos dictan nuestros sentimientos? ¿Tal vez consultar a diferentes personas dignas de nuestra confianza o expertas en el tema?

Desde nuestra opinión, vamos a sugerir los cinco pasos fundamentales para tomar la decisión correcta:

En primer lugar, es fundamental poseer toda la información posible sobre el asunto en torno al cual hay que decidir. Para ello, cualquier fuente de información contrastada nos será muy útil.

El siguiente paso consiste en argumentar racionalmente nuestra decisión potencial con diferentes personas. En esta fase no importa tanto la opinión de los demás como que nos vayamos aclarando a medida que repetimos una y otra vez nuestra postura. Nosotros mismos solemos ser nuestros mejores jueces.

En tercer lugar, hemos de ser conscientes de lo que sentimos. Elegir los estudios superiores con mejores salidas laborales nunca nos hará felices si realmente no nos estimula esa disciplina. Lo que sentimos es nuestra verdad profunda, y mientras no permitamos que se contamine con miedos del pasado o del futuro, podemos tomarla como referencia acertada.

En caso de que no dispongamos de información suficiente o que nuestros sentimientos no estén bien definidos, contamos con la intuición, en el cuarto paso. Una capacidad para cotejar a nivel inconsciente y de forma rápida gran cantidad de datos procedentes de diferentes áreas, para ofrecernos una respuesta que, según los últimos estudios, será válida con altos niveles de probabilidad.

Y por último, lo que probablemente tiene mayor importancia, es que nuestra decisión será la correcta porque la hemos elegido. Responsabilizarnos de nuestra elección significa ser fieles a ella pese a las contrariedades que nos encontremos. De nosotros depende que el camino escogido nos lleve al lugar deseado, que no es otro sino el presente, enfocado en la dirección adecuada. Para ello debemos de ser fuertes, estar a la altura de nosotros mismos. Como decía Woody Allen: «Hay muchas personas que tienen talento. Lo que hace falta es valor».