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Aumenta el empleo pero bajan los sueldos

La reforma laboral acelera la caída de salarios pese al fin de la recesión. Los últimos datos trimestrales de la contabilidad nacional reflejan que se ha acentuado el rally de caída de las remuneraciones salariales como consecuencia de la reforma laboral. A pesar de que la economía creció en el tercer trimestre de 2013 por primera vez en nueve trimestres, y que se crearon 39.500 empleos, la masa salarial -el conjunto de los salarios y cotizaciones- descendió un 3,5% hasta los 111.545 millones, frente a los 115.556 del año anterior.

Hace un año, el descenso fue mayor en este mismo trimestre, un 5,3%. Pero, en aquel momento influyó más la pérdida de 97.000 empleos y, en menor medida, la reducción de los sueldos en los primeros meses de aplicación de la reforma laboral.

En 2013 la economía ha dejado la recesión y empiezan a crearse puestos de trabajo. Pero las rentas de trabajo no respiran. Además, Hacienda y la Seguridad Social, las dos grandes cajas públicas de ingresos, tienen problemas porque su principal fuente recaudatoria son los salarios.

En términos de PIB, esto se traduce en un cambio estructural en la distribución de la renta en España, que jamás se había producido. Es decir, las remuneraciones de las rentas de trabajo en el total agregado de la economía han caído en detrimento de otras rentas no salariales, como son los beneficios empresariales, de la propiedad y de capital (excedente de explotación bruto y renta mixta), cuya aportación a los ingresos del Estado es muy inferior y corresponde a un menor número de personas.

Lo cierto es que la crisis está cambiando la distribución de las rentas en España sin que nadie lo evite. Es el cambio silencioso. Según la evolución del PIB a precios corrientes, en este tercer trimestre de 2013 se ha producido un curioso efecto. Por primera vez, las rentas que reciben 16,8 millones de empleados son equivalentes en términos de PIB a las que obtienen las empresas y el capital. Ambas representan individualmente el 45% del PIB (el resto son impuestos netos sobre la producción y las importaciones).

Un año antes, en el tercer trimestre de 2012, las remuneraciones salariales brutas o rentas de trabajo representaban el 47% del PIB mientras que el excedente de explotación y las rentas mixtas sumaban el 43,8%. Es decir, la brecha entre los dos componentes principales de la renta nacional se están ensanchando a favor de las rentas no salariales. El inicio de la crisis las rentas salariales representaban el 49,5% del PIB y las empresariales y de capital el 42%.

En Europa este fenómeno está sucediendo a la inversa, salvo en Portugal e Italia. Así, en las economías más desarrolladas como Alemania, Francia, Holanda o Reino Unido, las rentas salariales han ganado peso durante la crisis. Por ejemplo, según datos del cuarto trimestre de 2012, las rentas de trabajo representaban en la UE-15 el 50,4% del PIB y las de capital llegaban al 38,3%.

Esto quiere decir, que las rentas no salariales españolas no han resultado afectadas por la crisis o se han recuperado más rápidamente. El saldo a precios de mercado es prácticamente el mismo ahorra. Es decir, 114.725 millones en este tercer trimestre de 2013 frente a los 114.952 del tercer trimestre de 2008. Sin embargo, las remuneraciones salariales totales decrecen un 13,5% en este periodo, en más de 15.000 millones. Desde 2005 no se registraban unas rentas de trabajo tan bajas.

Que la reforma laboral está acelerando el descenso de las remuneraciones se observa mejor en el cómputo acumulado de los nueve primeros meses de cada año. Así, mientras que en 2012 la masa salarial cayó un 4,5% hasta los 358.331 millones respecto al año anterior, en 2013 el descenso fue mayor, hasta el 4,8% (17.000 millones menos), hasta situarse en 341.115 millones. Desde 2006 no se registraba una masa salarial acumulada tan baja. El descenso desde que comenzó la crisis es de un 13,7%, más de 37.000 millones.

En el acumulado de estos nueve primeros meses, las rentas de trabajo representan el 45,2% del PIB y los excedentes empresariales y de capital se sitúan en el 44,8%. Sin embargo, a la hora de computar los esfuerzos tributarios, la proporción es otra.

En este periodo Hacienda ya ha ingresado casi 50.000 millones por las retenciones a cuenta de las remuneraciones salariales (65.000 en 2012 a fin de año). Sin embargo, la recaudación por el Impuesto de Sociedades, pendiente de la liquidación definitiva, es de poco más de 7.300 (en 2012 llegó a los 21.400 millones). Por su parte, la caja hasta septiembre por las rentas de capital es de 3.600 millones (5.300 en todo 2012).

La mitad de las rentas del PIB, las salariales, aportan ya a Hacienda 50.000 millones, mientras que la otra mitad, las rentas empresariales y de capital, aportan unos 11.000.

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