Termina el 2013 y pasan dos años de la era Rajoy. Seguimos con 5'9 millones de parados, una clase media cada vez más castigada por los recortes y la subida de impuestos, y un porcentaje de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza y que aumenta cada día. Ante tal situación sólo cabe el optimismo triunfalista para el presidente Rajoy, pues puede presume de algunas cifras macroeconómicas, prima de riesgo, déficit, o situación de la bolsa etcétera que han relajado los indicadores de alarma, volviendo a los niveles de la época Zapatero.

Pero las cifras macroeconómicas, como bien han recordado prestigiosos economistas a Rajoy, en nada se notan ni se van a notar en este 2014 que nos esperada, en la vida de los ciudadanos. El ínfimo descenso de las cifras de desempleo, de debe a que simplemente los parados no siguen buscando, empleo, han tirado la toalla, o simplemente huyen como el gran cúmulo de jóvenes, la mayoría jóvenes licenciados a otros países.

Para conocer algo más sobra la cacareada, artificiosa y triunfalista «recuperación», revisaba un artículo del profesor Josep Fontana en El periódico de Cataluña, en el que habla de cómo los EEUU han comenzado la suya, y como se plantea aquí la nuestra a varios años vista. Reproduce Fontana un estudio del Pew Research Center (Centro de Investigación de EEUU), en el que se dice «en los dos primeros años de recuperación económica de la nación, el valor medio neto de los hogares que integran el 7% de los de mayor riqueza aumentó en un 28%, mientras que el valor medio neto del 93% de los restantes disminuyó en un 4%». Es decir, ricos que con la crisis han aumentado su riqueza, y una clase media más pobre. Este el camino de la recuperación que se nos señala para España, mejor dicho que la Alemania de Merkel señala para España. Rajoy sólo administra pues el mismo presidente ha afirmado «espero que Alemania nos lleve por buen camino» (sic).

Mientras tanto la cifras de la economía real, las que afectan a la mayoría de la gente se mantienen en un estancamiento desesperante (con una tasa de paro del 57'2% en los jóvenes, que se dan tan solo en el tercer mundo). El poco empleo que se ha creado es de lo más precario y no se percibe en las cotizaciones a la Seguridad Social, el motivo es que las empresas destruyen empleos estables de personas mayores de 45 años y los están sustituyendo por empleos a tiempo parcial y con salarios precarios de jóvenes.

Ante esta situación, algunas de las preguntas que se plantea Fontana son: ¿de qué van a vivir durante estos tres años una gran parte de los seis millones de parados -que, con sus familias, pueden representar unos 20 millones de españoles- que van a ir quedando gradualmente sin ayudas de ningún tipo?

¿Cómo van a encontrar un nuevo trabajo en el 2016 el millón de jóvenes que estarán cada vez más alejados de las exigencias del mercado? Poco importa que mejore el déficit y que baje la prima de riesgo si no se resuelve al mismo tiempo este problema. El panorama que anuncian para el 2016 los planes del Gobierno es el de una España empobrecida, con bolsas millonarias de parados irrecuperables, incluyendo a cientos de miles de jóvenes sin ninguna esperanza de futuro. ¿Esta es la recuperación? Sólo nos queda desearnos feliz año nuevo, porque la recuperación económica, de momento, ni está, ni se la espera.