Último Consejo de Ministros del año 2013, bautizado por el presidente del Gobierno como «año de las reformas», tras 2012, el «año de los ajustes». Y va y nos anuncia que 2014 va a ser el «año de la recuperación». Y es verdad, no miente. Lo que pasa es que no especifica ni para quiénes fueron los ajustes ni en qué han consistido estas reformas y, por supuesto, no da pista alguna en cuanto a qué recuperación se refiere y a quiénes va a afectar. Sobre lo que ha pasado en estos dos años de su (des)gobierno nada nos tiene ya que contar, que bien lo estamos sufriendo. Los denominados ajustes fueron realmente hachazos en el maltrecho Estado social a duras penas construido. A ver si nos habíamos creído de verdad que el capital iba a consentir durante más tiempo ir renunciando a parte de sus beneficios cuando puede tenerlos todos. Para asegurarlos bien, nada como la pátina de la legalidad de que han revestido esta depauperación social (y a la que llaman «reformas») y que pone en su sitio a quienes habían soñado con la desaparición de las clases sociales e, incluso, a quienes se la habían creído (¡pobres!).

Con razón anuncia triunfal que 2014 será el año de la recuperación. Claro que sí: el año de la recuperación de las posiciones de privilegio haciendo ostentación de las mismas. Ya no necesitan disimular. Si acaso, sólo utilizar la coacción para reprimir a quien no se avenga a reconocer que el poder ha de seguir siendo monopolio de los mismos de siempre, que para eso han cambiado educación para la ciudadanía por clases de religión y nos están preparando un nuevo Código Penal y una ley mordaza. Así Rajoy puede, como ha hecho en su última rueda de prensa del año, «agradecer la actitud de todos los españoles en un año difícil». Las cosas «como Dios manda», que ya sabemos al oir la expresión de qué parte está. Y para que las relaciones de poder vuelvan totalmente a su cauce sólo faltaba la guinda de la regresión en materia de interrupción voluntaria del embarazo consistente en someter a tutela a todas las mujeres, privándonos de esas escasas 14 semanas en que todavía podemos decidir libremente si ser madres o no serlo. Puede que en primavera, usando su rodillo parlamentario, puedan también recuperar así el control sobre las mujeres, que nos habíamos creído tan iguales como ellos sin conformarnos con ocupar el secular estatus inferior asignado por el patriarcado ¿Entienden ahora que Rajoy hable de 2014 como año de la recuperación? Pero no se lo vamos a poner fácil ¿verdad? Que 2014 no sea el año de los privilegios.