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Tragicomedia en tres actos

Uno.- Una de las citas más socorridas de Lord Byron es «un libro es un libro, aunque nada esté escrito en él» y yo me permito parafrasearla: fútbol es fútbol, aunque muchas veces se parezca a los hermanos siameses de Alicia. La prensa anuncia que Sapunaru, lo más parecido a un jugador conocido internacionalmente con que cuenta el Elche, abandonará el club en enero por los dos motivos más antiguos del fútbol: es caro y no juega. Tras la exclusiva, Escribá decide alinearlo y Sapunaru marca su primer gol (era imposible que lo hubiera marcado antes ya que no jugaba), confirmando que la frase de Lord Byron podrían haberla escrito los siameses de Alicia. Como decía Groucho Marx, incluso un niño de cinco años lo entendería. Pero no encuentro a ningún niño de cinco años para que me explique estas divertidas incoherencias.

Dos.- El Levante, un equipo esculpido a imagen y semejanza de Caparrós, esto es, una sana combinación de levantadores de pesas canosos y delanteros con las mañas de una gobernanta de pensión arrabalera, empata tras un centro cósmico que ningún astrónomo de la defensa ilicitana esperaba. Alguien cabecea, el balón patina dulcemente y pasados los siglos, horas fueron: la gesta de Sapunaru ya es historia. Inútil mencionar si el defensa saltó tarde y mal o el portero se estiró como si estuviera rehabilitándose de un esguince cervical. Mis tres asesores discrepan: el primero culpa a la defensa, el segundo al portero y el tercero a su suegra. Pero, como dijo Lord Byron, un gol es un un gol aunque parezca una broma de mal gusto.

Tres.- Nuevo centro cósmico del Levante y segunda incógnita astral: ¿Ha sido el defensa, el portero o Zeus? Dos datos chistosos: el Elche ha fallado una oportunidad a puerta vacía que tendrá éxito en youtube, mientras que el Levante remata con los riñones cualquier pedrusco que cae en el área del Elche. El Levante es un depredador agazapado y el Elche una vistosa orquestina que corre el riesgo del maleficio taurino: este chico promete. Pero mis tres asesores vuelven a discrepar: para el primero falta instinto asesino, para el segundo faltan directamente asesinos y para el tercero todo se arreglaría si pudiera contratar a un asesino que se ocupara de su suegra. Todo esto es muy poco futbolístico, ya sé, pero ocurre que el fútbol es una actividad poco futbolística, tanto como un libro en blanco es un libro. Palabra de Lord Byron.

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