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La voz de un pueblo

Hace dos semanas en una de las visitas que hice a Enrique, ya sin voz pero consciente, después de contarle las últimas novedades, al despedirme levantó con alguna dificultad el brazo con el puño derecho cerrado. Fue la última vez que lo vi consciente. Les aseguro que pocas veces he visto levantar el puño con más decisión y convicción, sabiendo que su vida se apagaba. Y es que Enrique ha sido un comunista y un demócrata convencido y coherente, un trabajador de la pluma y del pensamiento.

Como se dice en la Introducción de su gran obra La lucha por la democracia en Alicante, no se puede de manera alguna dejar al margen de su obra literaria su pasión democrática iniciada en los duros años del franquismo.

Su compromiso con la libertad y la democracia le llevó a una frenética labor de oposición al franquismo desde su trabajo como escritor y como militante comunista. Enrique es parte esencial de la historia de la transición política en Alicante. Su figura está asociada a la aparición de instituciones y organizaciones claves en la transición, como el Club Amigos de la Unesco desde 1966 o en los orígenes de CC.OO. en Alicante.

No tuvo menor importancia su labor de concienciación obrera a través de las clases de cultura general que se impartieron en la Academia del Sureste, dirigida por Enrique, situada frente a la Estación de Madrid, auténtico foco de activismo social y político, allí se daba clases a los obreros de Aluminio Ibérico y en las que participaron muchos profesores amigos comprometidos con la causa democrática.

Convertido desde los años 70 en uno de los hombres fuertes y referente del PCE en la provincia, desarrolló una labor política fundamental que compaginaba con una fecunda labor como escritor en diferentes publicaciones periódicas. Ser escritor en esta época despertaba sospechas de rojo en el régimen, sospechas que en su caso eran ciertas, por lo que sufrió la persecución y la represión del régimen franquista.

En 1972, incorporado ya al PCE, colaboraba en el diario alicantino Primera Página en el que publicó una serie de artículos de contenido social y laboral, verdadero manifiesto en defensa de los derechos de la clase obrera, bajo el título Desde Elche para Primera Página. La Voz del Trabajo, en los que se denunciaba la situación laboral y social de los trabajadores de la ciudad, «los bajos salarios, tremendas jornadas laborales, la insuficiencia económica para atender, con la debida dignidad, sus necesidades familiares», el trabajo infantil, la falta de higiene en talleres y fábricas, etc. Este compromiso social le costó el procesamiento por el Tribunal de Orden Público (TOP) por el delito de propaganda ilegal. En abril de 1974 fue detenido junto con la cúpula del PCE, acusado de propaganda ilegal.

Pero donde su labor fue especialmente importante y trascendente fue en la constitución de la Junta Democráticade Alicante entre finales del 74 y principios del 75. Enrique Cerdán Tato fue comisionado por el PCE para establecer contactos con otras fuerzas políticas para la creación en Alicante de la Junta Democrática, participó activamente en la constitución de la Junta Democrática de la Provincia de Alicante, de la del País Valenciano y fue miembro de Pleno de la Junta Democrática de España. Fundador y posteriormente fue representante del PCPV en la Taula de Forces Polítiques i Sindicals del País Valencià.

Conquistadas las libertades y la democracia en España, alejado de la militancia política, Enrique se dedicó de lleno al periodismo, sin olvidar su compromiso con la libertad, la democracia y las causas más justas. No se puede hablar de Enrique sin citar la obra maestra de investigación que supone La lucha por la democracia en Alicante (1978) que constituyó el primer intento de recuperación de la memoria histórica, fuente viva de información obtenida de entrevistas, clandestinas en muchos casos, con los propios supervivientes de la lucha antifranquista.

A partir de ese momento se convirtió en el referente y la voz de los movimientos progresistas y de la izquierda en cuantas manifestaciones convergían las fuerzas políticas, las organizaciones sindicales o los movimientos de solidaridad. Fue la voz poderosa y vibrante en los manifiestos al final de las movilizaciones de la izquierda, la voz de la lucha del Pueblo Saharaui, la voz de la lucha del Pueblo Palestino, la voz, junto con la de Miguel Gutiérrez, de la Comisión Cívica por la Recuperación de la Memoria Histórica.

Enrique ha pasado a la historia, no sólo como gran escritor de las letras españolas y valencianas, sino también como el gran luchador antifranquista y comunista.

Descansa en paz amigo Enrique.

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