Yo no sé si el turismo en Alicante acabará despegando ni si la ciudad se recuperará de la crisis, pero creo honradamente que estamos desaprovechando un filón para difundirla como escenario de una tira cómica similar a la 13 Rue del Percebe que llenaba los tebeos el siglo pasado. En plena temporada alta tenemos una capital turística con montones de basura al mediodía en el paseo del puerto. Tenemos contenedores a rebosar de desechos junto a las terrazas de los bares a la hora de la cena. Tenemos a comerciantes pasándose rasquetas caseras para quitar los pegotes de los chicles de la Rambla. Tenemos un puerto lleno de cacharros de lo más estrambótico. Tenemos dos castillos, uno, el Tossal, que da vergüenza, con muros derruidos y plagados de grafitis, y otro, el de Santa Bárbara, una fortaleza preciosa con unas vistas impresionantes y orgullo de la ciudad, que ningún turista deja de visitar pero cuya imagen queda dañada porque en el Ayuntamiento dicen que no tenemos 3.500 euros para cambiar los tablones podridos en los que se asientan los cañones. Sí parece que tenemos, sin embargo, 80.000 euros para quitar el conjunto de inspiración modernista de la plaza de Balmis y sustituirlo por un árbol para colgar candados. Tenemos otra plaza emblemática, la de Luceros, agrietada y con una reparación pendiente mientras el Ayuntamiento y Aguas de Alicante se van pasando la pelota desde hace más de medio año a ver a quién le toca la china. Tenemos unas playas maravillosas en las que no pusieron las boyas de seguridad hasta mediados de julio. Tenemos a decenas de vendedores ilegales de sangría cortando fruta en la arena sin medidas sanitarias mientras a los bares de la zona se les prohíbe servir allí ni una coca cola. Tenemos otra playa, la de Urbanova, en la que deciden colocar oasis de palmeras para darle ambiente caribeño ¡a finales de agosto! Tenemos... para no parar. Lo que Francisco Ibáñez hubiera disfrutado dibujando aquí sus viñetas...