Los calificativos que definen el comportamiento político del presidente Rajoy, desde su llegada al palacio de la Moncloa, están agotándose y dejan entrever tanto su incapacidad de gobierno como su falta de fluidez parlamentaria. Adjetivos como: huidizo, ausente, prepotente, absolutista, mentiroso, incapaz o cuadrillero político se lo llamó el socialista Manuel Pezzi definen la acción política de un ciudadano gallego que se enorgullece de ser registrador de la Propiedad, pero que ejerce la gobernabilidad de un país desde su particular percepción de las cosas. Don Mariano no tiene entre sus virtudes la capacidad de oratoria ni parlamentaria. Lo ha demostrado en su comparecencia del pasado día 1, obligado por la amenaza de moción de censura del Partido Socialista y por los medios de comunicación extranjeros, donde su incapacidad y desprecio más absoluto hacia el conjunto de diputados y diputadas quedó absolutamente demostrado. Leyó todas sus intervenciones y las respuestas a los distintos grupos parlamentarios ya venían cocinadas y redactadas y, por tanto, sus réplicas eran atemporales y no se ajustaban a lo dicho por los distintos portavoces parlamentarios. De ahí su error en leer, en distintas ocasiones, la expresión «fin de la cita», y que él hubiera debido omitir en sus intervenciones. No se salió del guión escrito por sus asesores y, por tanto, no respondió a las preguntas que los parlamentarios le hicieron y que la ciudadanía ya ha dictado. Los «sms» y el «sé fuerte, Luis», dirigido al extesorero del PP, cuando ya todo el país conocía las cuentas multimillonarias en Suiza, es un lastre que a Rajoy le puede ocasionar más de un disgusto.

El presidente del Gobierno ha dilapidado, en poco más de año y medio, todo su crédito político. El conjunto de la sociedad, según la mayoría de las encuestas demoscópicas realizadas tras el debate, han sentenciado: Rajoy no dice la verdad. Es un trilero de la política y, desde que accedió al cargo de presidente de Gobierno, ha estado engañando permanentemente a los ciudadanos. La última de la última: nos dijo que el rescate a la banca de 40.000 millones de euros no afectaría al conjunto de la sociedad y que lo pagarían las entidades financieras y ahora el Gobierno, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, nos ha anunciado que ya da por perdida la cifra de 36.000 millones de dinero público destinados al rescate bancario. En contraposición, Rajoy y sus ministros hicieron recortes en sanidad y educación por importe de 10.000 millones de euros. Y qué decir de los sufridores y engañados «preferentistas» o de los desahuciados por los bancos. O de las familias que por perder su empleo y no disponer de una prestación social están en el umbral de la pobreza y de la exclusión social. Y qué decir del aumento de casos de tuberculosis en niños por una desnutrición producto de una mala y deficiente alimentación. Es evidente, señor presidente del Gobierno, que la mayoría de los españoles no tienen sueldos complementarios, retribuciones añadidas o sobresueldos. Qué más da cómo se llame. Ustedes cobraban, presuntamente, de sus cargos en el parlamento español y de su partido. Lo ha dicho usted en sede parlamentaria. Luego queda dilucidar, en sede judicial, si esos complementos eran legales o ilegales, provenientes, supuestamente, de comisiones de empresas que recibían, como contrapartida, obras públicas.

Los españoles que viven horas de pseudo vacaciones que no de feliz veraneo están ansiosos de respuestas clarificadoras. Y hablando de ese verano atípico donde no todos pueden salir a disfrutar de su tiempo libre cerca del 60% de familias españolas no pueden salir de vacaciones es cuanto menos extraño que la Familia Real vuelva a su palacete de Mallorca con los barcos atracados en el puerto para hacerse fotos con ausencias destacables. Un lujo, un gasto y un glamour innecesario. ¿No entienden que hay millones de familias españolas que no tienen para pagar la hipoteca o para la compra de alimentos básicos? En una sociedad donde las imágenes son esenciales y fundamentales estas percepciones deberían ser cuidadas al máximo y, por eso, la monarquía española está muy alejada de la ciudadanía. De igual manera el gobierno de Rajoy ha dado muestras de poca empatía con el pueblo español el cual está sufriendo las bofetadas de una crisis y de unos recortes gubernamentales y ha decidido «el cierre vacacional» a pesar de todo lo que está cayendo en nuestro país; y no se inventen conflictos diplomáticos para tapar sus vergüenzas. La insolidaridad de nuestros gobernantes habrá que tomarla de manera positiva ya que mientras ellos estén tumbados en su toalla playera no impondrán nuevos y perjudiciales recortes al conjunto de la ciudadanía. ¿Por qué no siguen toda la legislatura de vacaciones efectivas? Fin de la cita.