l MACA, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, se ha convertido en un lugar propicio para la confrontación de las colecciones creadas por diversas instituciones que, como en este caso, realizan una selección sobre la creación de las últimas décadas. Así en esta última exposición, Arquitectura inadvertida, las comisarias, Alicia Ventura, por parte de la Colección de arte DKV Seguros, y Rosa María Castells, conservadora de las colecciones municipales, combinando piezas de ambas colecciones, la DKV y la de la CAM, nos introducen en los principios de la mirada contemporánea al espacio arquitectónico que, desde la fotografía, la instalación, la escultura, se está investigando con la mayor intensidad que proporciona el despojamiento de prejuicios que la antigua interpretación de estas disciplinas imponía. La fotografía se convierte así en arquitectura, y la escultura o instalación en imagen, investigando el espacio desde diferentes perspectivas formales y conceptuales. Las referencias literarias o principalmente formales se superponen o se distinguen en diálogos visuales muy sugerentes que abren la puerta a multitud de miradas. De hecho, una de las obras expuestas, la de Hannah Collins, la hemos podido ver recientemente en Alicante, en otros espacios expositivos, bajo la idea de un comisariado diferente sobre esta misma colección CAM. Planos sensibles, construcción o deconstrucción del espacio, arquitecturas inadvertidas ... obras presentes en nuestra construcción racional e imaginaria. Pero también la fotografía de Santiago Sierra no solo nos habla del espacio arquitectónico, también de la situación social y económica actual, de la supervivencia con elementos mínimos en la sociedad del gran consumo, con ese afán por las megas construcciones, hoy destruidas, abandonadas a medio construir, sin haber cumplido con su momento de esplendor, meras estructuras descarnadas para la ocupación de los desahuciados. Una parte importante de la programación del MACA está marcada desde la llegada de la colección CAM, uno de los puntos claves para desarrollar una actividad expositiva, que además de salvar la programación durante meses, da presencia a los desarrollos más recientes del arte. A un museo como el MACA, se le exige este diálogo con su tiempo. Uno de los pocos museos que puede realizar esa revisión necesaria de los cambios y los procesos que nos han llevado del siglo XX al XXI, gracias a sus colecciones. Una tarea difícil de realizar sin recursos económicos.

En esta ocasión, la relación con una colección del siglo XXI, como la DKV, permite promover un discurso de modernidad, priorizando los muchos registros de la fotografía. La fotografía como la documentación de un instante, de una sensación, pura arqueología, testimonio de la decadencia o simplemente del paso del tiempo.