Como una zombi buscando me quedé, desde Perú hasta el Tíbet, en los Anillos de Saturno... e incluso hasta más allá, el sentido de las cosas cuando escuché este temazo de los ochenta en la terraza más cool de Lugano mientras leía una columna que no tiene desperdicio. Me quedé cuasi «zombi» no solo por la increíble sensación de sentir que por un minuto había vuelto a los 18 a los que pisé por primera vez esta tierra maravillosa, este "Montecarlo" de las montañas, sino también porque tenía en mis manos un artículo antidiluviano de un ser flotante como el «espacio exteriorrrrrrr» de ese grupazo español que hizo historia. Un artículo que por una vez en la vida no puedo sustraerme a comentar en esta tribuna, porque si a mí me ha dejado consternada, cómo habrá dejado a las demás mujeres que están menos acostumbradas a leer barbaridades. El querido Sostres, una joya de la dialéctica contemporánea, que debe ser un buen filósofo, pero poco filántropo desde luego, y menos amigo de las mujeres, ha dedicado una absoluta y «exquisita» columna a todas las mujeres, y yo como soy mujer me he dado por aludida. Y, a riesgo de que conteste y se sienta especialmente interesante el profesor de ética, moral y «verdades universales» en que se ha autoinvestido para el siglo XXI, él solito claro... no puedo sustraerme esta semana de comentar semejante caterva de insultos, barbaridades y divertidísimas interpretaciones del «egoismo» femenino que nos ha dedicado a las madres, divorciadas y con custodia de nuestros hijos. Al menos en una parte. Solo decir que esta semana Gallardón se ha lucido con esto de la custodia compartida obligatoria pese a los padres, y una no es precisamente de izquierdas, pero con la que cae, con la que ha caido, es una atrocidad y una barbarie... y no te digo lo del coro de campeones que nos atiza y solo les falta montar el aquelarre antifeminista... uff... vamos que los juzgados de familia al parecer no atesoran quilos y quilos de demandas por impago, ahhh, pero es que al parecer lo del impago no es grave (según desastre Sostres), ni el maltrato de la madre tampoco (esto ya es genial... verdaderamente genial), a ver, porqué?? Si total, un par de buenas tortas, hasta educan no?? En fin, entre esto y la dedicatoria al Orgullo Gay que ha hecho por vez consecutiva (yo, no sé vosotros, empiezo a mosquearme con tanta obsesión gay del individuo...) solo sé que no se puede dejar de gritar como en los ochenta que me voy a ir a buscarte, a ti, sí, a eso que representa la dignidad, la tolerancia, el buen rollo, ese llamado término medio, eso que alguno llama cordura y yo solo digo que es ahora mismo un tesoro perdido, a Groenlandia.

Seguro que allí el frío criofilizador le deja el cerebro en el sitio a más de uno que lo tiene un poco acalorado y seco de tanto pensar... mejor que lo dediquen los Sostres a otra cosa, porque para pensar ya están las mujeres en ello, sobre todo desde que se han tenido que buscar la vida para ser madres coraje, aguantar que no te pasaran un duro, esperar que te atendiese alguien para protestar durante décadas, soportar que te abandonaran con toda la prole y encima fueses la perdida y la mala, decorar escenas de Marguerite Duras mejor que ella misma y en ratos libres, si podías, además, buscarte un noviete entre lechuga y lechuga, bocatas del cole, libros, carteras, médicos y eso sí, la recompensa de ser MADRE, lo mejor que jamás tuvimos y por lo que hoy merece seguir luchando. Solo terminar recordando a esas madres que, de verdad, esta semana han perdido a sus hijos en ese accidente y de paso a los padres normales que con ellas hicieron lo más grande, cuidar y tener de verdad a esos hijos. Lo dicho, a GROENLANDIA pero ya.