El próximo lunes, se someterá a votación una propuesta sobre Armanello. Después de once años, de los años del disloque urbanístico, los jueces nos obligan casi a empezar de nuevo. Estamos ante otro fracaso del urbanismo de aquellos años, donde los PAI eran moneda de cambio en los palcos de los estadios y en las cubiertas de los yates.

Enrique Ortiz se adjudicó la urbanización de Armanello porque ofrecía al Ayuntamiento de Benidorm casi 18 millones de euros, 3.000 millones de las antiguas pesetas. Un dinero con el que se iban a hacer grandes infraestructuras en la huerta. Un gran palacio de congresos, un gran palacio de deportes, un gran pulmón verde,?. Y en lo que hemos quedado. Pero esos 18 millones le permitieron a Ortiz conseguir el deseado tesoro de urbanizar uno de los mejores suelos de Benidorm. Era su oferta para lograr la adjudicación.

Ahora, parece que Enrique Ortiz y Gema Amor se han puesto de acuerdo, aprovechando los intríngulis de los fallos judiciales. Aprovechando una nueva sentencia, Enrique Ortiz y Gema Amor han propuesto un nuevo capítulo del urbanismo conveniado. Una reposición de aquellos años donde los plenos daban formalismo a los deseos de promotores y políticos interesados. Después, han venido los tribunales poniendo orden a todo aquel desenfreno. Bajo la excusa de acatar las sentencias judiciales, Gema Amor y los concejales socialistas, (no sé que harán los del PP), van a perdonarle 18 millones de euros a Enrique Ortiz. Gema Amor puede darle lo que hace ahora un año, cuando mandaba el grupo socialista, Enrique Ortiz nos pidió y no se lo dimos. Hace un año, Ortiz ya quería que le perdonáramos esos 18 millones de euros y nuestra respuesta fue un acuerdo plenario solicitando que los pagara. Ahora, Gema Amor puede perdonarle a Enrique Ortiz esos 18 millones de euros, incluso bordeando una sentencia del Tribunal de Justicia.

Un perdón de 18 millones. Sin embargo, a ningún ciudadano se le perdona ni el recibo del agua, ni el del IBI o el de la basura.

Ante este nuevo desatino, hay que reaccionar y cada uno debe tomar posición. La sociedad civil de Benidorm no puede dejar pasar por alto esta nueva tropelía de Gema Amor y su gobierno. No sirven los silencios cómplices, ni la incredulidad complaciente ni la indignación pasajera. En un año, se encadenan los despropósitos y los clientelismos, se suceden los contratos innecesarios, siguen con los gastos superfluos en asesores y saraos, prevalecen las gestiones ineficaces como el gas, la basura o la ORA y triunfan las fotos permanentes. ¿Dónde están las voces intransigentes de otros tiempos?.

¿Es que tampoco quedan verdaderos militantes socialistas que pongan coto a este desmán? Hace años, cuando había que decirle no al gobierno de la derecha, los brazos de los socialistas se alzaban votando en contra. Ahora, los nuevos concejales del PSOE dócilmente asienten con la mano y agachan la cabeza.

Mientras tanto, mantenemos una deuda de 150 millones, una crisis con siete mil parados y una ciudad obsoleta y desdeñada.

Mientras tanto, parece que Gema Amor y Enrique Ortiz han llegado a un acuerdo. Un acuerdo que nos puede costar 18 millones de euros a todos y a cada uno de los ciudadanos de Benidorm.

Mientras tanto, mientras muchos callan, el urbanismo conveniado vuelve a resurgir; a fin de cuentas, es su único legado político.

Y mientras tanto, a nadie se le perdona el recibo del agua, el del IBI o el de la basura.