Querido y estimado amigo Manolo. Hoy hace un mes que nos dejaste, un mes sin ti.

Recuerdo esa fatídica mañana del día 25 de junio, una llamada, una voz temblorosa y triste, me daba la noticia de tu fallecimiento. En esos primeros minutos pensé que estaba soñando, que no podía ser verdad aquello que terminaban de comunicarme.

Las llamadas se hicieron interminables durante horas y solo en el momento en que hablé con tu hijo me hice ya a la idea de que era cierto. Fueron dos días de gran tristeza, me dejaba el compañero, el amigo y en muchas ocasiones el padre, pues en estos últimos años hemos compartido grandes momentos, como no podía ser menos, a tu lado.

La Casa de la Festa sigue triste por tu ausencia y en tu despacho casi ni entramos, ya no estas tú para dirigir la Semana Santa de nuestra ciudad, la de tu Alicante, al que tanto querías. Después de un mes sin ti, tu consejo rector y un servidor vamos poco a poco intentando sobreponernos a este mazazo tan grande que hemos recibido, con tu lamentable pérdida.

Lucharemos y trabajaremos juntos como siempre, con esa unidad que nos enseñaste, para que tus objetivos prioritarios lleguen a buen fin. El Interés Turístico Nacional de tu querida Semana Santa y el que la antigua imagen del Resucitado procesionara de nuevo por las calles de nuestra ciudad. No te preocupes amigo, que así será. Por cierto, y antes de despedirme, lo de la vía pública en Alicante que lleve el nombre de Manolo Ricarte ya está en marcha, y que sepas que con muchos y grandes amigos tuyos, apoyando la iniciativa. Será una realidad.

Un abrazo querido amigo, te recordamos y queremos, por siempre.