Tienes un marido, novio, pareja que es un canalla, que te dice todos los días que estás hecha un trapo, que no vales para nada. Te da un par de bofetones cuando quiere doblegarte. Mientras lo hace, te insulta: ese episodio no se reflejará en la estadística de violencia de género. ¿Has estado 24 horas en el hospital? Pues eso.

Este Gobierno es medieval. Cada día hay una nueva prueba. Este Gobierno quiere que la violencia vuelva a ser una cuestión hospitalaria. Si una mujer está en esa situación debe recibir el apoyo del entorno, si es que se atreve a confesar lo que le ocurre. La victimización es extensa: si tiene hijos ¿siempre ocurre el maltrato cuando no están los niños? ¿Las criaturas no se enteraban de nada? Cuántas veces un hijo resulta herido interponiéndose entre el maltratador y la víctima. Eso sin contar con las otras personas (mayores, dependientes) que puedan convivir en la unidad familiar. Y la familia que desde fuera vive con impotencia la situación. Así, el que ejerza el maltrato psíquico, demoledor, continuado, no llegará a formar parte de ninguna estadística cimentando así, por falta de casos, la falta de recursos para las políticas de prevención. Y de paso que ahorramos, fomentamos el viejo rol femenino. En un giro perverso, al no existir el antecedente previo a la agresión física habrá quien se apunte a las múltiples excusas (abuso de sustancias, enajenación, o la más poética crimen pasional) para justificar el acto aislado y alejarlo de ese patrón patriarcal que genera violencia. No quiero pensar en los efectos que tendrá este nuevo rasero en relación con la custodia o las órdenes de alejamiento. La violencia verbal será un rasgo de carácter; un puñetazo, un mal díaÉ

Qué desesperanza deben sentir las mujeres que hoy hayan leído esto, no solamente las maltratadas, porque la violencia que va contra una va contra todas. Si tras la agresión no hay una hospitalización de 24 horas, no aparece en la estadística de violencia de género, no es oficial, no existe. La progresiva invisibilidad de las mujeres que ya se ha aplicado con éxito con las cuidadoras de dependientes ahora vuelve por los fueros preconstitucionales fomentando la misma basura, las mismas mentiras de siempre. Callar, otorgar, maquillar las marcas, enmudecer, mentir, disimular, fingirÉ Veo un próximo auge del estereotipo correspondiente al "carácter femenino", que genera criaturas timoratas, neuróticas, con gran capacidad para la mentira y para acumular problemas, el justificante ideal de la agresión. Hoy deben tener un día horroroso los policías que se han comprometido en erradicar esta lacra. Imaginen que les llaman para que medien en una disputa, que no es ni delito. Ha de ser la evidencia de la sangre la que mueva el espíritu contable -que no humanista, ni ético, ni nada que se le parezca- del Gobierno, volviendo a tener la justicia en modo legajo: nacimientos y muertes, el resto es una circunstancia que cambia según quien la cuenta. Malditos.