n la semana del 22 al 28 de julio se celebra en Río de Janeiro (Brasil), la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Preside esta celebración el Papa, Francisco, natural de Argentina, que siente gran ilusión de encontrarse con chicos y chicas católicos del mundo entero en estas tierras, vecinas a su Argentina natal. Se calcula que va a asistir dos millones de jóvenes, 11 mil sacerdotes, 1.500 obispos y 60 cardenales. Proceden de la Iglesia Universal: Los medios de comunicación social de la Iglesia de España han facilitado los nombres de los 14 obispos españoles, que asisten a estas Jornadas de Río de Janeiro. Son el cardenal Rouco, de Madrid, acompañado de su obispo auxiliar, Mons. Herraez. Además del arzobispo de Madrid, tres obispos españoles asistentes han asumido la función de dar la catequesis de preparación en los días previos a la Jornada Mundial de la Juventud. Han sido el cardenal Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, y los obispos de San Sebastián y del Bilbao, Mons. Munilla e Iceta. Se hallan también en la jornada los arzobispos de Toledo y de Zaragoza, los obispos de Alcalá, de Solsona, de Mondoñedo-Ferrol, de Santander y los auxiliares de Pamplona y de Getafe. Los jóvenes asistentes, más numerosos, proceden de Brasil, de Estados Unidos y de Argentina. Por las noticias que se han recibido, los jóvenes cristianos de la Iglesia de América, especialmente los brasileños, van a vivir unos días de hondísima emoción. Hay que tener en cuenta que los cristianos de la Iglesia de América son los más numerosos del planeta. Es evidente que, después de este acontecimiento, la evangelización del tercer milenio, que hemos comenzado, dependerá, en buena medida, de los católicos de estas comunidades americanas, que han asistido a esta Jornada. Por las noticias que nos han dado, Brasil tiene actualmente un trabajo arduo de evangelización, porque está afectado por dos problemas religiosos: el del neopentecostalismo, una secta de ideas religiosas extrañas, y el del secularismo, que aleja a sus partidarios de la fe católica. La Jornada Mundial de la Juventud puede ser un remedio eficaz de estos problemas y un gran medio evangelizador de la juventud de nuestro tiempo.